Dom 06.03.2016
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BALANCE NUCLEAR 2006-2015

Política estratégica

Los objetivos en el sector nuclear fueron la generación masiva de energía nucleoeléctrica y las aplicaciones de la tecnología nuclear a la salud pública y a la industria.

› Por Enrique Pasqualini *

En agosto de 2006 fue anunciado un plan de reactivación nuclear que consistía en la finalización de la Central Nuclear Atucha II en Buenos Aires (CNAII), la extensión de vida de la Central Nuclear Embalse Río Tercero en la Provincia de Córdoba (CNE), la puesta en marcha de la Planta de Agua Pesada en la Provincia de Neuquén (ENSI), la construcción de una Cuarta Central Nuclear de potencia, el enriquecimiento de uranio, la construcción del reactor nuclear prototipo CAREM de diseño nacional, la reactivación de la minería del uranio, la inauguración de la Fundación Centro Diagnóstico Nuclear en el ámbito del Instituto de Oncología Angel H. Roffo y el aumento de la elaboración de radioisótopos de uso médico e industrial. Los objetivos de este plan estratégico del sector nuclear fueron prioritariamente la generación masiva de energía nucleoeléctrica y las aplicaciones de la tecnología nuclear a la salud pública y a la industria.

Previamente, en el marco de las previsibles necesidades energéticas crecientes, se ideó concentrar la elaboración de políticas del sector nuclear en el Ministerio de Planificación, con la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) dependiendo de la Secretaría de Energía (decreto 27/2003), y la coordinación directa o indirecta de las tareas con los otros actores: Nucleoelécrica Argentina SA (NASA), la fábrica de combustibles nucleares Conuar, la fábrica de aleaciones especiales FAE e INVAP, que estaba trabajando en la construcción del reactor nuclear experimental OPAL australiano.

De estos planteos iniciales hoy se puede apreciar la finalización de la CNAII –con la construcción de los combustibles nucleares por parte de Conuar/FAE, la producción total del agua pesada a cargo de ENSI, la participación de Invap y CNEA–, el comienzo de la extensión de vida de la CNE (responsabilidades que recayeron en NASA) junto con la negociación y la definición de la construcción de una cuarta y quinta central nuclear y el comienzo de la construcción del Carem, todas en la zona de Atucha, en Lima, Provincia de Buenos Aires.

Los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner tomaron nota de los más de 30 años que se tardó en finalizar, no sólo la CNAII, sino también otros grandes emprendimientos como Yacyretá, donde un factor importante de las demoras fue la falta de financiamiento. Es por estas razones que se buscó durante varios años el financiamiento de la totalidad de las grandes obras energéticas antes de comenzarlas, como ser la cuarta y quinta centrales nucleares y las represas sobre el río Santa Cruz, para que fuesen finalizadas en tiempo y forma. Este esquema de planificación desde el Estado para garantizar el suministro de energía eléctrica para la industrialización del país –es muy volátil planificar desde la demanda–, se vio sustentado con la extensión exhaustiva de la red eléctrica de alta tensión nacional que permite, no solo la construcción de las represas sobre el río Santa Cruz para la incorporación de varios millones de vatios de potencia generada, sino también que tenga sentido la construcción de las usinas en base a carbón de Río Turbio y la posibilidad de integrar parques eólicos en la Patagonia, de tal forma que se tenga la manera de canalizar hacia los lugares de consumo el producto de estas fuentes de energía.

En los aspectos del ciclo de combustible nuclear que comprende la minería del uranio no se pudo reactivar el Complejo Minero San Rafael, la mina más importante del país, en Mendoza. Con respecto al enriquecimiento de uranio no se avanzó coordinadamente en poner a punto la tecnología de ultracentrifugación gaseosa, que es la única válida de implementar en la actualidad para obtener uranio enriquecido en una escala productiva a un costo razonable.

La producción de radioisótopos de uso médico, en particular el molibdeno 99, generador del tecnecio 99, producido en el Centro Atómico Ezeiza, recibió un fuerte impulso al comenzar a exportarse a Brasil. En los últimos años, para beneficio directo del interior del país, se están creando Centros de Medicina Nuclear en siete regiones, para tratamientos y diagnósticos médicos, con una participación destacada de CNEA e INVAP.

En este período surgieron actividades que en la planificación inicial no estaban previstas explícitamente. Tal es el caso de la construcción del RA-10, un reactor experimental similar al que INVAP construyó en Australia, la relocalización de la fábrica de dióxido de uranio (DIOXITEK) en Formosa y la construcción de una nueva fábrica de elementos combustibles para reactores experimentales en el Centro Atómico Ezeiza. Todas estas tareas están siendo acompañadas con la capacitación de personal en los diversos Institutos en la CNEA y una recarga importante de actividades de la Autoridad Regulatoria Nacional.

Es difícil saber el nivel de consenso que hayan tenido decisiones que se originaron en la CNEA, siendo que siguió funcionando con una estructura solamente operativa, con un presidente y vicepresidente (decreto 1065/2001) sin la participación de otras áreas gubernamentales en su directorio –Cancillería, Presidencia, Jefatura de Gabinete, Interior– que discutiese y avalase con mayor amplitud proyectos y estrategias determinadas. También es difícil evaluar el hecho que la CNEA haya dejado de depender de Presidencia de la Nación, como sucedía antes de éste período, quitándole una posibilidad de negociación más directa y necesaria con las provincias.

Se percibe en el sector nuclear que la CNEA no posee actualmente el rol estratégico que poseía en otras épocas. Se mencionaron el aspecto de no poseer un directorio y el hecho de no depender de Presidencia de la Nación; indudablemente existen otros factores que son necesarios analizar siendo que es un área activa y en expansión. El consumo de energía eléctrica seguirá siendo creciente, debiendo ser creciente también el porcentaje de generación nucleoeléctrica. Este crecimiento de la demanda energética se dará en mayor o menor medida de acuerdo a la evolución industrial. Las necesidades médicas de diagnóstico y tratamientos con subproductos nucleares seguirán existiendo. Es de esperar que se siga trabajando en forma planificada en el sector nuclear en actividades de carácter estrictamente pacífico y continuando políticas estratégicas de largo plazo.

* Tecnólogo Nuclear.

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