La indiferencia del mundo
Por Julio Nudler
La Argentina se está cociendo en su crisis inaudita, pero es apenas una vaga noticia entre tantas para la prensa internacional, o a lo sumo un dato más en la desestabilización sudamericana, aunque los problemas de Colombia y Venezuela sean bien diferentes. Pierre-Antoine Delhommais preguntaba recientemente en Le Monde “quién se acuerda de la Argentina”, a pesar de que sólo unos meses atrás conmovía la inminencia del default más grande de la historia. “Mientras miles de desempleados y de ahorristas siguen manifestando su cólera en las calles argentinas –escribe Delhommais–, los expertos callan, y ya están pensando en otras cosas, como la inquietante situación económica y financiera de Japón, el déficit fiscal alemán y el impacto bursátil de la quiebra de Enron. Aparte de algunos especialistas en la economía de los países emergentes, al resto del mundo parece no interesarle la evolución del peso frente al dólar ni las tortuosas negociaciones con el FMI. La indiferencia de los países desarrollados impresiona. ¿No hay acaso ninguna lección a extraer de la crisis argentina?”.
El articulista apunta que las relaciones entre economías avanzadas y emergentes son asimétricas: el dinamismo de aquéllas influye sobre la salud de éstas, pero no a la inversa. El mito de la amenaza que los países subdesarrollados representan para los ricos se ha demostrado falso. He aquí la razón de la indiferencia. La quiebra de una empresa como Enron importa y asusta mucho más que la de un país como la Argentina. Según afirma Pascal Blanqué, economista del Crédit Agricole, aunque en su conjunto las economías emergentes estén expandiendo su tamaño y su papel en la globalización, el crecimiento mundial se juega en un puñado de países desarrollados.
Entre las convicciones erradas con que vivió la Argentina, una fue la de creer en el efecto dominó, sólo porque lo había sufrido. Pero cuando le tocó caer, nadie acudió corriendo a tirarle un salvavidas. Que se sepa, Anoop Singh tampoco trajo ninguno.