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Cuando llegue la oportunidad de realizar reformas económicas, probablemente no antes de algunos meses, la tarea más urgente será restablecer una moneda estable. Esto puede ser logrado casi de inmediato mediante la dolarización. Los impuestos y el presupuesto vendrán después. En cuanto a los problemas del sistema financiero, éstos serán probablemente ‘resueltos’ por la inflación.” Este razonamiento forma parte de un “manifiesto” que le entregaron días pasados a Carlos Menem en Washington, donde asistió a una cumbre de partidos de centroderecha como el Justicialista, con el Republicano de George W. Bush como anfitrión. Autores de ese programa para salir de la crisis argentina son Steve Hanke, de célebres amores y odios con Domingo Cavallo, y Kurt Schuler, miembro titular del Comité Económico Conjunto del Congreso estadounidense. Por lo visto, Hanke y Schuler predicen y hasta desean que la inflación, una gran inflación, licúe todo lo que queda dentro de los bancos. También servirá para financiar el gasto público.
Como pasos para la acción inmediata propician: 1) dolarizar oficialmente; 2) retirar de circulación todos los billetes emitidos por el BCRA y todos los depósitos en éste, remplazándolos por activos dolarizados; 3) quitarle toda función monetaria al Banco Central, reduciéndolo a una superintendencia del sistema financiero; 4) autorizar a los bancos a emitir dinero en billetes denominados en dólares; 5) desagiar las tasas de interés, para convertirlas de pesos a dólares, y 6) abolir los controles cambiarios. Otra recomendación: dar prioridad al repago de la deuda interna; el de la externa deberá esperar hasta que la economía comience a crecer de nuevo.
Estos economistas republicanos, cuyo pensamiento no difiere demasiado de las ideas que hoy prevalecen en Estados Unidos, impulsan que se permita o incluso aliente la inmediata offshoreización del sistema bancario. Es decir, ponerlo fuera del alcance de la ley argentina, y que con tiempo sean vendidos todos los bancos estatales.