Corrupción, lo único duradero
Por Julio Nudler
Lo que sucede con la Argentina
es horrendo. Una economía cuyo PBI fue el año pasado de unos 270
mil millones de dólares, ha caído a alrededor de 100 mil... Ante
nuestros incrédulos ojos, la Argentina está viviendo una extraña
experiencia: la de probar que un país rico y moderno puede caerse al fondo
del barril... El gobierno le ha estado pidiendo ayuda al Fondo Monetario porque
no sabe qué otra cosa hacer, pero el Fondo no quiere meter la cabeza en
ese lazo... Quizá termine anunciando un plan con fanfarria y prometa créditos
que la Argentina nunca verá o no estará en condiciones de usar...
El FMI multiplicará obstáculos y condiciones para no ser acusado
de mal comportamiento... Todo esto es destructivo...
En estos términos se expresa sobre la tragedia argentina Hélie de
Pourtalès, quien condujera el Departamento Internacional de Lazard Frères.
Agrega así su voz al coro que comenta con aparente espanto lo sucedido
con un país que aplicó los preceptos del neoliberalismo, pero la
popularidad del tema solo contribuye a mantenerlo vivo, sin aportar a ninguna
solución. Con negocios aquí y en muchos otros países, De
Pourtalès cree que la raíz de los problemas argentinos está
en la Constitución. Fue escrita en 1853 señala,
cuando eran precisos dos meses para atravesar el país de norte a sur a
lomo de caballo.
Y agrega: Hay 24 parlamentos, 24 ministros de Finanzas, 24 ministros de
Salud, 24 de todo, incluyendo al gobierno central. Y 23 gobernadores provinciales,
todos ellos poderosos artífices de presidentes y políticos. Pueden
endeudarse tanto como quieran, para después pasarle el fardo a las autoridades
centrales, que poco pueden hacer al respecto. Y como otra muestra de la
excentricidad argentina, menciona la abolida ley de Subversión Económica.
Subversión terrorista entiendo, pero ¿subversión económica?,
se asombra. La conclusión de este conservador negociante francés
es que la Argentina necesita urgentemente una nueva Constitución porque,
tal cual está redactada la actual, nada puede ser duradero en el país,
salvo la corrupción.