Dom 03.03.2002
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EL BAúL DE MANUEL

Baúl I y II

I
Mente brillante

Dijo Schumpeter que la ciencia económica es un gran ómnibus, en el que viaja una multitud de personas de intereses diferentes. Ilustra ese pensamiento la vida del Premio Nobel John F. Nash. Nacido en Bluefield, West Virginia, estudió la secundaria en el instituto Carnegie, con la idea de ser ingeniero eléctrico como su padre. Entre experimentos eléctricos y químicos, demostró el Teorema de Fermat y, todavía en Carnegie, tomó un curso optativo de economía internacional, y luego de exponer algunas ideas y problemas, arribó a la idea que le inspiraría el artículo “El problema de la negociación”, publicado en Econometrica (1950). En 1948 le ofrecieron becas Harvard y Princeton, y eligió la segunda por más cercana a Bluefield y dar la beca más alta. En su carta de recomendación, su ex profesor R. J. Duffin puso una sola línea: “Este hombre es un genio”. La idea de “negociación” lo llevó a la teoría de los juegos de von Neumann y Morgenstern, y le inspiró los “juegos no cooperativos” donde la suma de ganancia para el conjunto es positiva, y su solución es el “equilibrio de Nash”. Luego halló otro concepto, en juegos cooperativos, la “solución de Nash para negociaciones”. En 1951 obtuvo el llamado “programa de Nash” sobre reducción de los juegos cooperativos a un marco no cooperativo. Tras graduarse pasó al MIT e investigó matemática avanzada. En 1958 su mundo cambió: su mente pasó, “de la racionalidad científica del pensamiento, al pensamiento alucinado que se diagnostica psiquiátricamente como esquizofrenia o esquizofrenia paranoide”. “Pasé 50 días bajo observación, en el Hospital McLean, y luego viajé a Europa e intenté obtener status de refugiado. Estuve en períodos de 5-8 meses hospitalizado compulsivamente en hospitales de Nueva Jersey.” Los hospitales psiquiátricos eran represivos y sus terapias no ambulatorias –electroshock, pastillas–, medios para control social, más que rehabilitadoras de la mente. Nash procuró evitarlas: “me convertí en una persona de pensamiento influido por alucinaciones, pero de conducta relativamente moderada y así tendí a evitar la hospitalización y la atención directa de los psiquiatras”. Desde 1970 superó su problema y reanudó sus estudios matemáticos: “Tengo esperanzas de poder lograr algo valioso en mis estudios actuales o con las nuevas ideas que traiga el futuro”, dijo en 1994, al recibir el Premio Nobel.

II
Bancos

Hay dos relaciones basadas en la confianza y la fidelidad, sin las cuales es mejor disolverlas que continuarlas: el matrimonio y el uso de bancos. Multitud de voces de uso bancario –“moneda fiduciaria”, “fiar”, etc.– derivan de fe o fidelidad. En lo que se llaman “condiciones normales”, uno lleva al banco su dinero, muchas veces acumulado tras privaciones, y se lo deja, de una manera tan ciega como no lo haría con el mejor amigo. Y se lleva de vuelta nada, excepto la confianza en que tras un tiempo convenido, o en un tiempo arbitrario, uno podrá retirar del banco su propio dinero. En la mayoría de las veces, ni siquiera es necesario acudir en persona al banco para hacer uso del propio dinero, y basta con extender un cheque o mover la cuenta por Internet. Sin embargo, en los últimos meses los bancos se han convertido en la tortura de la población. El dinero, que según Stuart Mill permite hace más rápido y eficientemente lo que de todos modos se haría, como es comprar y vender, pasó en el caso de los cheques a ser lentísimo y desesperantemente ineficiente. De hecho el Ejecutivo anuló el derecho de propiedad, al autorizar a los bancos a incautar parte de los depósitos de sus clientes: puso a los clientes en la disyuntiva de salvar algo de sus depósitos ahora o recuperarlos en algún futuro incierto. Así ha funcionado la pesificación de depósitos en dólares. Usted tenía 1000 dólares depositados, el banco se los convirtió en pesos a 1,40 el dólar, y pasó a tener 1400 pesos; losretiró, y por ellos el mercado le vendió 700 dólares. En suma, el banco le devolvió en pesos el equivalente a 7/10 de su depósito. Por tanto, se quedó con 3/10. Ni hablar de los intereses. Cambiemos los roles: entre usted a un banco e intente llevarse 30 por ciento de sus activos: irá a la cárcel, si no muerto ahí mismo. Sin embargo, usted estaría haciendo lo mismo que el banco le hizo a usted. Vamos viendo que el dinero de los bancos no está porque de modo generalizado ellos mismos lo sacaron del país en operaciones “back to back”. A pesar de que ello configura un vaciamiento del país, el Banco Central mediante “redescuentos” les siguió dando fondos públicos que, como tales, también eran solicitados para el sostenimiento digno de la educación pública y la salud pública, a los que le fueron negados. En 1934 también había bancos con problemas, y se los cerró, saneando el sistema financiero. ¿No es hora de hacer lo mismo?

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