EL BAúL DE MANUEL
Como somos
La vida a cada paso nos propone elegir: esto o aquello. En el siglo 19, economistas
como Gossen, Jevons, Walras, Edgeworth y Pareto elaboraron la “función
de utilidad”, destinada a mostrar el mecanismo decisorio desde adentro
de la persona. Pero lo que tenemos dentro, no se reduce a comparar precios ni
sólo atañe a adquirir productos. Invadir a fuego y sangre campos
petrolíferos ajenos, o despojar de sus tierras a aborígenes, supone
anteponer el lucro a la vida humana. Cuando en Europa los economistas construían
la función de utilidad, en este país se decidía la suerte
de la tierra arable, cuyos productos comenzaba a demandar el viejo continente,
y a cuyas poblaciones originarias se las había declarado inexistentes
al llamar “desierto” a la tierra del indio. Las mejores plumas,
las de futuros presidentes, escribieron: “al exterminar [los españoles]
a un pueblo salvaje cuyo territorio iban a ocupar, hacían simplemente
lo que todos los pueblos civilizados hacen con los salvajes, lo que la colonia
efectúa deliberada o indeliberadamente con los indígenas: absorbe,
destruye, extermina... Puede ser muy injusto exterminar salvajes, sofocar civilizaciones
nacientes, conquistar pueblos que están en posesión de un terreno
privilegiado, pero gracias a esta injusticia, la América [del Norte],
en lugar de permanecer abandonada a los salvajes, incapaces de progreso, está
ocupada hoy por la raza caucásica” (Sarmiento, 1844). “Las
tribus salvajes son una gran potencia respecto de nosotros... es necesario que
la civilización conquiste ese territorio: llevar a cabo un plan de operaciones
que dé por resultado el aniquilamiento total de los salvajes... teniendo
siempre por vista el objeto primordial de la conquista de las tierras en que
hoy dominan los indios” (Mitre, 1852). A siglo y medio de Sarmiento, la
nueva Constitución dispuso “Reconocer la preexistencia étnica
y cultural de los pueblos indígenas argentinos. Garantizar el respeto
a su identidad... reconocer la posesión y propiedad comunitarias de las
tierras que tradicionalmente ocupan; y regular la entrega de otras aptas y suficientes
para el desarrollo humano; ninguna de ellas será enajenable, transmisible
ni susceptible de gravámenes o embargos”. En apenas 24 horas la
Justicia elegirá que las tierras sean de Benetton o de la comunidad mapuche,
y si la Constitución rige o es letra muerta.
Revistas
Mientras el conocimiento económico fundamental y organizado se transmite
mediante libros, el nuevo conocimiento, fruto de investigaciones especializadas,
se transmite a través de revistas. En el país existieron cinco
o seis revistas económicas. En julio de 1913 apareció el primer
número de la Revista de Ciencias Económicas (RCE), editada por
el “Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas”. Entre
1913 y 1979 publicó 2340 artículos y más de 4600 notas
breves. Desde 1952 la RCE decayó visiblemente y hacia 1979 dejó
de editarse. Fundada y dirigida por Alejandro E. Bunge, la Revista de Economía
Argentina (REA) publicó su primer número en julio de 1918, con
un trabajo de su director sobre el costo de la vida en la Capital Federal. Luego
Bunge siguió publicando en ella sus trabajos, que luego compilaba en
libros. La REA sería órgano de expresión de ideas económicas
y una autorizada y accesible fuente de información cuantitativa sobre
la economía del país. Bunge compartía su dirección
con Juan José Díaz Arana, Enrique Ruiz Guiñazú,
Enrique Uriburu y Luis Roque Gondra. La REA dejó de aparecer en 1952.
En 2004 cumple su primer medio siglo de vida Económica, fundada y dirigida
desde 1954 por Oreste Popescu, fallecido hace poco. Económica, a pesar
de sus dificultades de publicación, marcó durante su existencia
el nivel máximo del país en análisis económico.
Recibió colaboraciones de todos los centros y grupos de investigación
del país. Como sus ediciones eranespaciadas y cada una publicaba sólo
entre tres y cinco artículos principales, la enumeración de sus
autores es una muestra bastante fiel del núcleo principal de investigadores
de la época. En 1974-’75 la revista Económica suspendió
transitoriamente su publicación, luego reanudada bajo la dirección
de Mario Szychowski. En febrero de 1959 la Junta de Planificación Económica
de la Provincia de Buenos Aires publicó el Nº 1 de Revista de Desarrollo
Económico (DE). Disuelto en 1960 el grupo fundador, éste, encabezado
por Norberto González y Oscar Cornblit, creó el Instituto de Desarrollo
Económico y Social, que continuó desde 1961 la publicación
de DE. La Universidad Nacional del Sur publicó en marzo de 1962 el primer
número de Estudios Económicos. La dirigió inicialmente
el profesor Uros Bacic. La edición se interrumpió en 1973 y fue
reanudada en 1982, al cumplir la Universidad su 25º aniversario.
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