Fallutos, groseros y ladrones
Hace escasos dos años, millones de depositantes de dólares en bancos eran despojados de más de la mitad de sus ahorros. El robo o incautación era hecho posible por un decreto del Estado, que autorizaba sustituir el reintegro de dólares-billete por pesos-billete, a una relación de 1 dólar por 1,4 peso, cuando la cotización del dólar en el mercado superaba ya los 3 pesos. Un pasivo bancario de 100 dólares (p. ej.) o de 300 pesos, fue sustituido por otro de 140 pesos. Los bancos, luego de permitir a ciertos clientes –compartiendo información privilegiada– retirar depósitos en dólares, robaron a sus clientes menos informados 160 pesos (sobre cada 300) con respaldo del Estado. Bancos usureros y Estado cómplice. Sugestivamente, ésa fue la primera economía enseñada en la UBA, la del texto de Antoine Louise Claude Destutt conde de Tracy. Rivadavia, durante su viaje europeo de 1815 conoció en Inglaterra a Bentham y el grupo ricardiano, y en Francia a Destutt de Tracy, autor de la obra Ideología, cuyo tomo IV, dedicado a Economía Política, expresaba: “Todos estos bancos, cambistas, agentes, prestamistas, descontadores, por lo menos los más ricos y acreditados de ellos, tienen fuerte tendencia a fusionarse en grandes compañías. Su pretexto habitual es que, al operar en tanta mayor escala pueden satisfacerse con una ganancia menor en cada una, y así cumplir sus servicios en términos mucho más ventajosos; pero este pretexto es ilusorio –pues si operan con más negocios emplean más fondos, y sin duda no es su intención que cada parte de sus fondos les proporcione una ganancia menor. La verdad es que, por el contrario, ellos desean, al acaparar en sus propias manos casi todos los negocios, evitar la competencia, y obtener ganancias mayores sin obstáculo alguno. El gobierno, por su parte, está muy dispuesto a favorecer el establecimiento de estas grandes compañías y otorgarles privilegios en detrimento de sus rivales y del público, en la expectativa de recibir préstamos de ellos, ya a título gratuito o a una tasa reducida, a lo que aquéllos nunca se oponen. Es así como uno vende su protección y el otro la compra; y ello constituye ya un gran mal”. Creada la UBA en agosto de 1821, esa doctrina fue enseñada por el presbítero Juan Manuel Fernández de Agüero desde la cátedra de “Ideología” (o Filosofía), aun antes de crearse la enseñanza de Economía el 28 de noviembre de 1823.

StorEP
El más conocido es Luigi Pasinetti (Universidad del Sacro Cuore, Milán), distinguido en 1988 por la Asociación Argentina de Economía Política en su reunión de Rosario, conocido por su libro sobre teoría de la producción, además de su célebre artículo sobre la economía ricardiana. O Alessandro Roncaglia (U. de Roma “La Sapienza”), estudioso de Petty y autor de La riqueza de las ideas, premiada el año pasado en París por la Asociación Europea de Historia del Pensamiento Económico. O Pierangelo Garegnani (U. de Roma Tres), colaborador de Sraffa y su actual albacea. O Gianni Vaggi (U. de Pavia), autor de la ya clásica obra La economía de Quesnay. O Riccardo Faucci (U. de Pisa), autor de una reciente Historia del pensamiento económico italiano. O Neri Salvadori (U. de Pisa), autor de trabajos sobre economía clásica, en colaboración con el austríaco Heinz Kurz. Pueden añadirse nombres conocidos en nuestra área cultural, como los de Giorgio Gilibert, Axel Leijohnhufvud y Paolo Sylos-Labini, y se tiene una muestra del calibre de los socios adherentes a la nueva Asociación Italiana de Historia de la Economía Política (StorEP), que este jueves y viernes se ha reunido en la localidad de Belgirate, a orillas del Lago Maggiore, para celebrar el primer congreso nacional de esa especialidad, en torno del tema “Mercado y ocupación: enseñanza de la historia de la economía política y perspectivas futuras”. Luego de palabras iniciales de Terenzio Cozzi, presidente de la Storep, de Ilario Viano, rector de la Universidad del Piamonte Oriental, de Michele Graziadei, director del Departamento de Ciencias Jurídicas y Económicas de la Universidad delPiamonte Oriental, de Richard Arena, presidente de la Eshet (Sociedad Europea de Historia del Pensamiento Económico), de Carlo D’Adda, presidente de la Sociedad Italiana de Economistas, y de Piero Bini, presidente de la Asociación Italiana de Historia del Pensamiento Económico, se pasó a sesiones paralelas, que versaron sobre enseñanza de economía en Italia, teoría de la desocupación, consumo y ocupación, teoría de la decisión y teoría económica, teoría keynesiana, economía preclásica y desarrollo, paradigmas, racionalidad y comportamiento micro y macro, pensamiento de Sraffa, empresa, eficiencia y desarrollo capitalista, y economía y matemática. Una celebración de la memoria y la cultura. Nada menos.