EL BAúL DE MANUEL
› Por Manuel Fernández López
Las obras de hoy
Si alguien dijese "sobran argentinos", antes de aclarar si la demasía o exceso es con respecto al territorio o el nivel del PBI, debería señalar cuáles miembros de la población argentina son sobrantes. Porque hay argentinos de todos los matices, colores y tamaños. Y a cada instante se producen más y más. ¿Cuáles sobran? ¿Los nacidos hoy, los nacidos ayer o los de anteayer?, ¿o acaso los concebidos hoy y que nacerán dentro de 38 semanas? Porque la población del país, o la población de médicos, o cualquier otra población, son cantidades formadas a lo largo de muchos períodos, en las que lo añadido en el período corriente es muy pequeño en relación al total acumulado. Son magnitudes stock o de acervo, distintas de las magnitudes flujo, en las que la producción corriente supera la acumulación previa. De tal modo, si estamos a 1º de enero y todavía no se ha graduado ningún nuevo médico, al llegar al 31 de diciembre habrá –digamos– mil nuevos médicos, recibidos este año (las obras de hoy), "modelo 2004", por así decirlo, que se sumarán a los modelo 2003 –recibidos el año anterior– y a los modelo 2002, 2001, etc. Un médico dura, por término medio, 40 años en su profesión, de manera que la suma tiene unos cuantos términos. Los médicos en un año determinado son la suma de los recibidos en todos los años precedentes, más los recibidos en el corriente año, menos los que "salen" de dicha suma –jubilados, fallecidos, emigrados a otra profesión, etc.–. Debiéramos añadir que el recibido hoy tiene el saber más actual; por ello cuantos más años retrocedemos, el saber es tanto menos actual, aunque en alguna medida compensado por la mayor experiencia en la profesión. ¿Qué vale más? ¿Un médico poseedor del conocimiento más reciente, pero inexperto, o un profesional que vivió todas las situaciones posibles, pero con un saber atrasado varias décadas? El segundo caso convierte a las "obras" de hoy en las "sobras" de hoy: todo lo nuevo que se produce está de más, es innecesario. ¿O valdrá más algo intermedio, combinando un poco de experiencia y un poco de obsolescencia en su información? Es fácil ver que hay infinitas combinaciones de criterios, y cada uno señalaría un determinado estrato de la población médica, como aquella que debería retirarse. La frase "sobran médicos" escuchada esta semana, podría así aplicarse a médicos de muy distintas "edades", incluyendo a los autores de esa frase.
Las obras del modelo
Sobran economistas? Todo depende de qué modelo se quiera aplicar. Aplicar un modelo es producir determinada política económica; y en tanto actividad productiva, consiste en reunir y combinar –complementar– distintos insumos. La mano de obra es un insumo más, y su calificación debe corresponderse con la complejidad de la producción. Un proyecto nacional autónomo implica una producción mucho más compleja que un proyecto nacional subordinado. Encarar el segundo, donde las decisiones ya vienen tomadas desde afuera, no requiere mano de obra especializada ni numerosa. Encarar el primero exige reunir todas las fuerzas disponibles. En la India antes de la independencia los ingenieros sobraban; después de 1950, escaseaban. La independencia política crea la conciencia del propio subdesarrollo económico, y como la naturaleza tiene horror al vacío, la falta de desarrollo incita a demandar más desarrollo, y por tanto más economistas. En Europa, en el Siglo 18, distintas áreas empobrecidas, como Escocia, Nápoles y España, se distinguieron por llevar a cabo reformas políticas y por institucionalizar la enseñanza de economía en centros de altos estudios. Otro tanto ocurrió en la Argentina después de la Revolución de Mayo, de Caseros y de la Revolución Libertadora. En la década de 1960, cuando se intentó asentar el país en bases propias, los economistas que producía la Universidad eran empleados por el Consejo Nacional de Desarrollo (Conade). La Revolución Argentina (1966) consolidó el aparato estatal. La creación del Conase (Consejo Nacional de Seguridad) dio al Conade una sobrevida. Produjo el Plan Nacional de Desarrollo y Seguridad (1971). Luego, falto de respaldo del Ministerio de Economía, declinó y terminó desapareciendo, y su personal técnico se diseminó en distintas reparticiones, emigró al exterior, o buscó empleos alternativos, como la docencia, el periodismo económico y la consultoría. La cesión del espacio industrial a potencias extranjeras, la apertura irrestricta a la importación, fomentada con un tipo de cambio sobrevaluado, la entrega de los recursos naturales a capitales multinacionales, y otras lindezas, tornaron innecesarios los estudios y cavilaciones de los economistas. Para las grandes decisiones, ya elaboradas en el FMI o el Banco Mundial, no hacen falta informes técnicos, asesores o equipos especiales.
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