Dom 29.07.2007
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EL BAúL DE MANUEL

Libertad e independencia - Sube el dólar

Libertad e independencia

“El Perú es desde este momento libre e independiente por la voluntad general de los pueblos y por la justicia de su causa que Dios defiende.” Así decía el 28 de julio de 1821 don José de San Martín, subido a un gran tablado en la plaza principal de Lima, tremolando la bandera que él había creado en Pisco, ante una multitud alborozada. Esta repetía: “¡Viva la Patria, viva la libertad, viva la independencia!”. ¿Qué era el “ser libre” de San Martín?, ¿qué era “la libertad”, repetida por el pueblo? En el momento en que San Martín proclama la independencia peruana, el estado económico del Perú era de extrema pobreza. La producción agrícola y la minera estaban en virtual parálisis, lo que dejaba en el desempleo y miseria al pueblo. Como para despejar toda duda sobre si “libertad” era lo mismo que “libertad de comerciar”, San Martín dictó un Reglamento Provisional de Comercio, el 28-9-1821. El reglamento era de un nacionalismo cerrado y un exagerado proteccionismo, como reacción natural de un país que nacía a la vida independiente, según Emilio Romero. San Martín, si bien por causas de guerra, abrió los puertos peruanos del Callao y Huanchaco sólo para buques peruanos. Los barcos extranjeros debían nombrar consignatarios peruanos en el puerto de llegada. Una cláusula proteccionista establecía derechos duplos a toda mercancía cuya importación pudiera ser perjudicial a la industria nacional. La ley prohibía la venta de artículos al por menor a los vendedores extranjeros, dejando ese privilegio en manos del comerciante peruano. Haciendo contraste con estas disposiciones, el comercio interior fue declarado libre, prohibiendo las aduanas interiores. Como refuerzo de esta actitud a favor de la industria nacional, San Martín, por decreto del 17 de octubre de 1821, ofreció carta de ciudadanía y protección fiscal a todo extranjero que introdujese en el país alguna industria o máquina cualquiera. Es notable la coincidencia de posiciones entre ambos padres de la patria. San Martín parece estar leyendo a Belgrano cuando apunta a impedir la importación de producciones sustitutivas de las del país. El creador de la bandera había escrito: “La importación de mercancías que impiden el consumo de las del país, o que perjudican el progreso de sus manufacturas y de su cultivo, lleva tras sí necesariamente la ruina de una nación” (Correo de Comercio, septiembre 1 de 1810).

Sube el dólar

No es necesaria ninguna investigación profunda para verificar que somos inveterados transgresores de normas. Basta abrir la puerta de casa y ver qué ocurre con los límites a la velocidad, cualesquiera sean ellos. De tanto violar, la gente se acostumbra y llega a creer que no hay ningún margen para la transgresión. Pero hay leyes y leyes: uno puede hacer caso omiso de la ley de la gravedad ...mientras la casa no se le cae encima. Las leyes económicas no son tan brutales: por ignorarlas no le romperán la crisma, pero le tocan el bolsillo, que es, como se sabe, una de las vísceras más sensibles. A fines del siglo 19 el inefable Silvio Gesell protestaba contra esa costumbre de la Argentina por la cual, basada en su gran abundancia de tierra fértil y virgen, cualquier ley económica perdía aquí su carácter restrictivo. Una de esas leyes, observada en muy distintas épocas y lugares, por economistas escolásticos, clásicos y neoclásicos, es la que el famoso economista neoclásico sueco Gustav Cassel llamó ley de la “paridad del poder adquisitivo”. Dice la ley que, si p es un índice de precios del país, y p’ es un índice de precios del exterior, el tipo de cambio t se ajustará a la relación p/p’. Mucho se escribió e indagó sobre este tema, por ejemplo Keynes en su Tratado sobre la moneda (1930): los índices ¿incluyen a todos los bienes, o sólo a aquellos intercambiados con el exterior?; el ajuste de t a p/p’, ¿se verifica instantáneamente, o al cabo de cierto período de tiempo? Se acepta que se trata de un valor límite, que tiende a prevalecer a largo plazo. ¿Qué significa paridad del poder adquisitivo?: si p es el índice de precios, por ejemplo, el precio del pan, éste es una cantidad de moneda (M) que se da a cambio de una unidad de pan (n): p = M/n. Si lo ponemos al revés, es 1/p = n/M. El lado derecho de la ecuación se lee: cuántas unidades de pan se da a cambio de una unidad de moneda, es decir, el valor de la moneda medido en unidades de pan, o poder adquisitivo de la moneda. Y da lo mismo escribir p/p’, que 1/p / 1/p’, o sea la relación de poderes adquisitivos. En un país cuyo pan aumenta de 2 a 3 pesos en dos años, con 3 pesos se compra 1,5 kilo en el primer año, y sólo un kilo en el segundo, y a la larga la gente se dará cuenta de que, si hubiera comprado 1 dólar a 3 pesos en el primer año, hoy tendría un activo con poder adquisitivo constante que, convertido a pesos, le permitiría comprar tanto pan como dos años antes.

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