EL BAúL DE MANUEL
› Por Manuel Fernández López
El corte
Vea, Fernández, traiga a su mamá pronto para arreglar esa muela,
porque el contrato con PAMI dura sólo hasta fin de junio. ¿Se
acuerda cuando le mostré una solicitada del personal del PAMI indicando
que no habría más gerenciadoras, de prestaciones? Pues al día
siguiente me llamaron de la gerenciadora de odontología para esta zona.
Fuimos los dentistas y nos daban para firmar una ficha de adhesión, por
la que íbamos a cobrar tarde, mal y nunca. Yo no firmé y varios
colegas tampoco. Por lo pronto, porque los dueños de la gerenciadora
son un abogado y una estetóloga, nada que ver con la profesión
odontológica.” La charla fue, no años atrás sino
diez días no más. Si vamos unos años atrás, una
“clínica” privada adherida al PAMI le diagnosticó
a mi madre “pólipos en la vejiga”, cuando en realidad era
un tumor, y por ese error demoró un año en recibir el tratamiento
adecuado. Al intentar atenderse en un hospital público, una guardia pretoriana
de pseudo-enfermeras –en realidad, representantes de la gerenciadora–
se ocupaban en filtrar a afiliados del PAMI, derivándolos –con
complicidad de los empleados de la recepción, quienes detectaban su pertenencia
al PAMI a través de la base de datos– hacia las “clínicas”
de la gerenciadora. ¿Por qué los entes estatales derivan ciertos
servicios a la esfera privada? ¿Por qué PAMI no utiliza a los
hospitales públicos, y de paso fortalece sus endebles economías?
¿Por qué la Universidad de Buenos Aires no paga sus sueldos a
través del Banco de la Nación Argentina, o sus cajeros automáticos,
y lo hace a través de un banco privado, que además es de capital
extranjero? En ambos casos se pagan sueldos misérrimos, en tanto los
presupuestos de tales entes estatales son gigantescos. Respecto del PAMI me
dicen que uno solo de los miembros del directorio, con sus auxiliares y asesores,
les cuesta a los jubilados 84.000 pesos. También me dicen que los directores
anteriores tienen allí a sus hombres. Sí, ése y ésa
en que está usted pensando. Y no cabe duda que esos ex no tienen allí
a su gente para regalarles un buen ingreso sino para generar grandes negociados.
El PAMI tiene uno de los presupuestos más grandes del país todo,
y presta los servicios más indignos, habida cuenta de los magros ingresos
y la premura que requieren los ancianos. ¿No es hora de dar un corte
a esta modalidad corrupta y abusiva de administrar la obra social de los ancianos?
Estudiar economía
Los estudios de economía son los más antiguos del país,
junto a medicina y abogacía. Nacieron por falta de servidores públicos
calificados, cuya necesidad surgió apenas cortados los vínculos
con la madre patria. En contados casos –uno fue Belgrano– los funcionarios
virreinales se incorporaron al nuevo gobierno patrio. Rivadavia intentó
crear esa enseñanza ya en 1812, pero fracasó, falto de sede, profesor
y textos. Un viaje con Belgrano a Londres, adonde conoció en 1815 al
grupo de Bentham-James Mill-Ricardo-Malthus, le aportó una solución
basada en el utilitarismo inglés. Otro viaje a París le aportó
una segunda solución utilitarista, basada en la “ideología”
de Destutt de Tracy. En 1821 fundó la Universidad de Buenos Aires, y
estableció en el tramo preparatorio para el ingreso, la materia “Ideología”,
basada en Destutt de Tracy (que incluía economía); luego, el 28
de noviembre de 1823, fundó la cátedra de “Economía
política”, basada en el libro de James Mill. Por ella pasaron:
el creador de la moneda argentina (véala en la actual de $ 1), Pedro
José Agrelo; el autor del Código Civil, Dalmacio Vélez
Sarsfield; un juez italiano (acaso exiliado por los sucesos de 1848), Clemente
Pinoli; un futuro presidente, en cuya gestión se garantizó el
pago de la deuda externa “sobre el hambre y la sed de los argentinos”,
y se completó “la conquista del desierto” que levantó
al país como gran potencia agroexportadora: Nicolás Avellaneda;
un tratadista de bancos, Manuel Zavaleta; el creador del Banco Nación
y la Caja de Conversión, Vicente Fidel López. Hasta 1892 la enseñanza
fue, por así decirlo, unipersonal. Ese año se desgajó la
enseñanza de Finanzas Públicas, que tuvo una luminaria en José
Antonio Terry. En 1910 se creó un Instituto de Altos Estudios Comerciales
que enseñaría Contador y Licenciado en Economía, pero pronto
fue absorbido por la Facultad de Ciencias Económicas, en octubre de 1913
–próxima a su 90º aniversario–. En ella actuaron figuras
notables de la ciencia argentina y mundial, como José González
Galé, Luis Roque Gondra, Hugo Broggi, Teodoro Sánchez de Bustamante,
José Barral Souto, Raúl Prebisch, Alejandro E. Bunge, Francisco
Valsecchi, Francisco García Olano, Aldo Ferrer, Norberto González,
Julio H. G. Olivera, Fausto I. Toranzos, Sergio Bagú, Rolf Mantel, Oscar
Braun, Miguel Sidrauski, Héctor L. Diéguez, Guillermo Calvo y
otros.
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