FINANZAS › INFORME DEL BANCO CENTRAL SOBRE LA CAIDA DEL PESO
Barato entre lo barato
Un documento del BCRA sobre la evolución económica destaca la “devaluación exitosa”. Compara la recuperación de la moneda nacional respecto de lo que sucedió en otras crisis de emergentes.
Por Claudio Zlotnik
El informe lleva el título “Transitando la recuperación” y es el que Alfonso Prat Gay expuso durante su última gira por México y Europa. Es el mismo que el presidente del Banco Central le mostró al príncipe Felipe de España para explicarle la situación en la Argentina. Los gráficos daban cuenta sobre la mejoría económica en general y de la calma financiera de los últimos meses. No todas eran noticias brillantes. Si bien el trabajo preparado por los técnicos del Banco Central apuntó a que las máximas autoridades de otros países supieran de primera mano sobre los avances en la Argentina, también se destacaron algunos puntos que se mantienen en la nebulosa: como la caída de los préstamos bancarios.
Hay un gráfico clave para comprender la estrategia económica del Gobierno y del Banco Central. Es aquel que compara la devaluación del peso con otras monedas que también atravesaron por turbulencias de gran envergadura. Allí se encuentran listados los diferentes países que soportaron crisis entre 1995 y 2001, nombrados por orden cronológico de esos derrumbes económicos. Figuran México, Indonesia, Malasia, Filipinas, Tailandia, Corea del Sur, Rusia, Brasil, Ecuador, Turquía y la Argentina.
La conclusión es que si se saca la foto de lo ocurrido con cada moneda 20 meses después del estallido de la crisis, el peso argentino resultó el más devaluado, en términos reales. El modo en el que Alfonso Prat Gay tituló esa investigación lo dice todo: “El peso: barato entre lo barato”. Es común que cuando estalla una crisis cambiaria la moneda se devalúe fuertemente, lo que en el mercado se reconoce como “sobrerreacción” (overshooting). Con el paso del tiempo se tiende a un tipo de cambio de equilibrio. En el caso del peso, la devaluación superó el 70 por ciento.
Casi dos años después de la salida de la convertibilidad, el peso mantiene una devaluación real –es decir, tomando en cuenta la inflación— cercana al 55 por ciento. Puntea por lejos el ranking. Le sigue la rupia de Indonesia, que estalló a mediados de 1997 y que 20 meses más tarde acumulaba una depreciación real del 41 por ciento. Cerca, en el tercer puesto, aparece Rusia (rublo) con una desvalorización del 38 por ciento. Las demás monedas acumularon caídas de entre 20 y 25 por ciento. Incluido Brasil, el caso que más le importa a la Argentina, con un 22 por ciento.
La investigación no deja muchas dudas. Salvo que el caso argentino se convierta en extraordinario, lo lógico sería que el peso se aprecie en los próximos meses. Ya sea nominalmente o por efectos de una inflación que por ahora no tiene demasiada relevancia. Mientras tanto, para mantener los beneficios fiscales que conlleva un tipo de cambio depreciado, el Banco Central se ve obligado a comprar unos 30 millones de dólares diarios en el mercado. En la city creen que la paridad tendería a igualarse con la experiencia internacional.