FINANZAS › RETROCESO DE LAS ACCIONES LUEGO DE FUERTES ALZAS
¿Se pincha la burbuja?
Después de un muy buen 2003 y de unas primeras semanas de este mes a ritmo frenético, las acciones contabilizaron un fuerte derrape. ¿Ajuste técnico o cambio de tendencia? es la duda de los operadores.
Por Claudio Zlotnik
Se pincha o no se pincha? La pregunta carcome a los operadores. El mercado accionario fue un boom en el 2003 y arrancó el nuevo año con todo. A los financistas les sorprendió la velocidad del rally alcista ya que el índice MerVal creció en un mes lo que las principales consultoras de la city habían pronosticado para todo el año: nada menos que 22 por ciento en dólares. Cuando se dan estas rachas lo usual en el microcentro es que aparezcan pronósticos de derrumbe. ¿Será así?
Hay un dato que es monitoreado en forma permanente por los especialistas: la evolución del MerVal en términos de dólares. Ahora sobrepasó los 400 puntos. En moneda dura, las acciones treparon 140 por ciento el año pasado y acumulan otro 15 por ciento en estas primeras semanas de 2004. Antes del desplome de 1992, el MerVal llegó a un máximo de 890 puntos-dólares. Es decir, se ubica por debajo de la mitad.
A los corredores no les gusta esa comparación. Dicen que no se puede equiparar el panel de aquella época con el actual. Razones no les faltan: en aquel momento estaban listadas compañías nacionales líderes, con buena parte de su capital en oferta pública, que reflejaban lo que sucedía en la economía real. Figuraban las alimenticias Bagley, Canale y Terrabusi, la automotriz Sevel, la petrolera Astra, el Banco Río y también privatizadas como Telefónica de Argentina. La extranjerización y concentración de la economía fue vaciando de papeles el recinto y limitó la operatoria.
Esa tendencia continúa. La última en rescatar la mayor parte de su capital fue la agroquímica Atanor, pero antes había sido una de las preferidas de los inversores: Siderar. Así, el 55 por ciento de los movimientos del MerVal son explicados por sólo tres papeles: Grupo Financiero Galicia, Acindar y Petrobrás Energía (ex Pérez Companc). En ese trío se concentran las inversiones. Esa limitación es la que le está poniendo coto al ingreso de fondos desde el exterior. Se trata de una potente restricción por la iliquidez de la plaza y también porque es un riesgo quedar atado a la suerte de sólo tres compañías.
En ese contexto sería atendible la cautela de quienes suponen que el mercado no tiene oxígeno suficiente para seguir una marcha ascendente. Los más optimistas, en cambio, son los que no se quieren perder el fuerte empuje que muestra la economía.
En este último grupo se encuentran quienes observan que el salón de 25 de Mayo y Sarmiento se transformó en una opción ante la escasez de alternativas de inversión. Las tasas de interés bajas y el dólar estancado no son incentivo. Un ejemplo concreto lo dan los fondos comunes de inversión de plazos fijos: ofrecen un rendimiento anual de apenas el 1 por ciento. La cuestión, entonces, no se relaciona tanto con lo que pueda ocurrir en el corto plazo, siempre ligado a la especulación. Las dudas quedan planteadas para más adelante: ¿seguirá atrayendo un mercado que quedó casi vacío?