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El ocaso de la cámara fotográfica tradicional pondrá a 15 mil trabajadores de Kodak en la calle. La gente ya no quiere rollos de película ni copias en cartulina. El acariciado álbum familiar de fotos queda sustituido por un indiferente CD. Con la tecnología digital, las imágenes posadas o instantáneas, los retratos y los paisajes, las turbamultas y los monumentos no serán llevados por ningún cartero sino por internet al buzón electrónico señalado. Y será cada vez más frecuente que las fotos no hayan sido tomadas por una cámara propiamente dicha, portada al efecto en circunstancias específicas, sino por un ubicuo teléfono celular, siempre a mano. Por todo esto, las empresas de computación y las de telefonía móvil ingresan sin barreras a competir al negocio fotográfico, arrinconando a las específicas del ramo. Mientras tanto, miles de esas tiendas donde comprar rollos, revelarlos luego y encargar contactos y copias lustrosas o mate perderán clientela hasta casi sucumbir. Ahora sus clientes mirarán las fotos en el monitor de la PC, en el visor del celular o quizás en el televisor, modificándolas a gusto, eliminando lo que perturbe. A los empleos perdidos en Kodak y a los que irán perdiéndose en otras compañías habrá que sumar muchos más, por el cierre de esos comercios. Algunos de éstos, también dedicados a la óptica, venden ya menos anteojos porque los miopes optan por la operación con láser. Pagan por el error de haber elegido especialidades a merced de los cambios tecnológicos. Más seguro es vender verdura, ropa o collares para perros. Las economías se definen como modernas o nuevas cuando no intentan impedir que la tecnología expulse del mercado a toda la mano de obra que sea menester, aunque la nueva tecnología no la demande y el saldo consista en un mayor desempleo. Este exigirá más subsidios fiscales y empeorará el balance de la seguridad social, todo lo cual se agravará si la sociedad envejece. Ante esto, un gobierno consciente recortará beneficios y flexibilizará aún más el mercado de trabajo para no retardar el cambio tecnológico, que es lo que cuenta.