FINANZAS › LOS BONOS EN DEFAULT COTIZAN POR ENCIMA DEL VALOR DE CANJE
Parados en primera fila
Los financistas pagan por los títulos impagos un precio superior al que recibirán en el canje. Esa “incomprensible” apuesta se explica porque piensan que los nuevos bonos subirán mucho luego del trueque.
Por Claudio Zlotnik
¿Compraría usted algo que sabe que está pagando demasiado caro? ¿Tendría algún sentido hacerlo? Seguro que no, a menos que de antemano sepa que esa decisión sea un acto de caridad. Pero no es precisamente la generosidad la que mueve a los financistas. Los operadores resuelven con la mira puesta en los negocios. Toman decisiones para apropiarse de una renta, no para perder. Entonces, ¿cómo se explica que haya quienes están comprando bonos en default a precios superiores a los que el Gobierno estipuló que va a pagar en el próximo canje de la deuda?
En la última semana hubo informes tanto de consultoras locales como de bancos de Wall Street que calcularon el valor de rescate de los bonos en default. El JP Morgan, por ejemplo, estimó que Economía reconocerá un promedio de entre 30 y 32 dólares, dependiendo de la tasa de descuento aplicada. Los especialistas están realizando los ejercicios a una tasa de entre 10 y 11 por ciento. La consultora Allaria Ledesma puso en su último reporte que los títulos defolteados en dólares se reconocerán a un promedio de 31,3 dólares. Y a un equivalente de 31,5 los que se emitan en pesos. Los analistas concluyeron que “la oferta presentada por el Gobierno no debería influir sobre los precios de mercado, ya que los títulos en default cotizan actualmente a valores similares”.
No es lo que pasó.
Los Globales surgidos con el megacanje de Domingo Cavallo valen, en promedio, 33 dólares. ¿A qué se debe esa diferencia de uno a dos dólares (hasta ahora) entre el precio de mercado y lo que promete pagar el Gobierno?
La primera razón hay que buscarla en la especulación que realizan algunos financistas. Esta radica en que piensan que el Gobierno finalmente va a flexibilizar otra vez la oferta a los acreedores, aunque nadie está pensando en un retoque sustantivo sino más bien marginal. Al menos por ahora. ¿Y entonces, cómo se explica el atractivo de los títulos defolteados?
La apuesta tiene que ver con lo que sucederá ya no con la oferta sino con los nuevos bonos que se emitan en el canje. Estos inversores ya descuentan que la reestructuración será un éxito, que se superará el 70 por ciento de aceptación. Esta previsión dejó de ser exclusiva del Gobierno y ya la comparten banqueros locales y fondos de inversión del exterior.
En este contexto optimista, los corredores se juegan a que en la Argentina sucederá lo mismo que en los países que ya atravesaron reestructuraciones de deuda. O incluso algo parecido a lo que pasó en el país en canjes anteriores, como cuando se lanzaron los Brady. En aquel momento, esos bonos subieron hasta 40 por ciento en el primer semestre de oferta pública. Un recorrido similar mostraron los papeles surgidos en los canjes realizados primero por Rusia y más tarde por Ecuador.
Con estos antecedentes, los financistas quieren ponerse en la línea de largada del próximo canje. No les importa “perder” uno o dos dólares en la operación con tal de que ése sea el precio de convertirse en los primeros en recibir los nuevos bonos. Después, presumen, será cuestión de tener paciencia y mantenerlos un tiempo en cartera, a la espera de que los precios suban como en los otros países que salieron del default.