FINANZAS › LA CITY ESPERA UN LENTO RETROCESO DEL DOLAR EN LAS PROXIMAS SEMANAS
En otra señal a banqueros y analistas de la city, el BCRA minimizó sus intervenciones cambiarias. Así, el dólar pierde fuerza. De ese modo se envía una señal de que se busca controlar la inflación.
› Por Claudio Zlotnik
El rebrote inflacionario del primer trimestre contrajo el tipo de cambio real a 1,98 pesos. Si bien muestra una ligera desmejora respecto del año pasado, no es el menos competitivo desde la devaluación: a mediados de 2003 había caído a 1,81 pesos. La posterior debilidad del dólar ayudó a la competitividad argentina. Sin embargo, en la city se va generalizando la convicción de que el peso se fortalecerá en las próximas semanas.
La suposición de los financistas se basa en que, en un contexto de alza de precios, al Banco Central le queda menos poder de fuego para defender la paridad cambiaria. De acuerdo con las expectativas, la eventual intervención del Banco Nación, con recursos del Tesoro, no alcanzará para sostener al dólar. Las principales consultoras del microcentro estiman que el valor nominal del billete verde caería a 2,85 pesos. Los más osados apuestan a un retroceso más importante, aunque no más allá de 2,80.
El Banco Central demostró durante el primer trimestre que no les escapa a las medidas ortodoxas: a través de distintos mecanismos absorbió del mercado 2275 millones de pesos, además de subir las tasas de interés, con el objetivo de contener la inflación. Con este antecedente cercano, no es difícil imaginar que Martín Redrado será cauto cuando los exportadores liquiden las divisas de la cosecha gruesa durante el período abril-junio.
Durante ese trimestre del año pasado, el BCRA tuvo un comportamiento audaz: de los 3460 millones de dólares sobrantes en el mercado cambiario (netos entre exportaciones e importaciones), se quedó con aproximadamente 2400 millones. El resto fue adquirido por el Banco Nación.
Para este año se espera una ligera disminución del superávit cambiario: se prevé un excedente neto de 3000 millones, un 15 por ciento menos que hace un año, en virtud de la expansión de las importaciones. Por el exceso fiscal, el Tesoro podría quedarse con la mitad, unos 1500 millones de dólares. Para el resto quedan abiertas algunas opciones: incrementar la esterilización de los pesos emitidos por la compra de esos dólares con Lebac, aun a costa de que sigan subiendo las tasas, o incluso con el lanzamiento de nuevos títulos públicos para refinanciar los vencimientos que se vienen. Sobre estas alternativas están trabajando en los despachos oficiales.
A priori, los financistas creen que este trabajo de pinzas no alcanzará para contrarrestar la presión a la baja del tipo de cambio. Que hay un sobrante importante de divisas, del cual la autoridad monetaria no podrá dar cuenta, tal como hizo en la oleada del año pasado.
El escenario se complica ante la escasez de la demanda de dólares. Sucede que los operadores apuestan decididamente a la caída del dólar y esperan ese momento. Como quedó demostrado en el canje, los inversores prefieren tener pesos antes que divisas. Parece cuento chino, pero ésa es la realidad de la Argentina de hoy.
Lo cierto es que el Central ya dejó en claro que apelará a la receta ortodoxa para, al menos, evitar que los precios sigan subiendo. Los financistas captaron esa señal y ahora se sentaron a esperar que la lluvia de dólares de los exportadores conduzca al escenario previsto.
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