La reacción de los financistas después del default fue previsible: hubo una masiva apuesta por los flamantes títulos públicos en pesos indexados. Se convirtieron en la inversión estrella de la city. A punto de cumplirse tres meses desde la entrega de esos bonos, los Discount y los Par en pesos fueron hasta ahora lo mejor del año. Aunque la percepción es que sus precios ya tocaron un techo, al menos en el corto plazo. Pero, en los hechos, apuestas financieras como éstas quedaron casi exclusivamente para los inversores sofisticados. Los bancos y fondos de inversión extranjeros y las AFJP locales fueron los que disfrutaron de la fiesta. A los pequeños inversores, en cambio, se los nota muy conservadores.

Tras la cesación de pagos, el mercado de bonos quedó a merced de los grandes jugadores. Los más chicos fueron los más damnificados con la explosión de la convertibilidad. Después de la fallida experiencia de Domingo Cavallo, convocando a que haya masivas inversiones en títulos de la deuda de corto plazo –el Estado vendía Letes y Bontes usufructuando un kiosco propio en Internet–, los pequeños inversores quieren saber poco y nada de papeles de la deuda.

Los fondos comunes de inversión, que en otras épocas convocaban al pequeño inversor, todavía no se recuperaron de la crisis. En la propia industria admiten que mientras durante la década pasada, un 70 por ciento de las inversiones eran colocadas por los más chicos, ahora la ecuación se revirtió y ese segmento no supera el 10 por ciento de los 8000 millones de pesos que manejan los fondos comunes.

El perfil conservador de los pequeños ahorristas queda a la vista con lo que sucede en los bancos: más de la mitad de los plazos fijos –exactamente el 52 por ciento del total– están colocados a menos de dos meses de plazo. La tendencia no se modificó este año, a pesar de la consolidación de la situación económica, con los 4440 millones de pesos que se sumaron a los plazos fijos de parte de los inversores. De acuerdo con el último informe monetario y financiero del Cefim, apenas un 23 por ciento de los depósitos se encuentran a más de 180 días.

Ese mismo rasgo conservador aparece al examinar los depósitos ajustables con el CER. En nueve meses habían crecido en 3400 millones, duplicando su stock. Pero cuando en febrero pasado se extendió el plazo mínimo, primero a seis meses y luego a un año, dio lugar a un retroceso. Ahora volvieron a rondar los 6000 millones de pesos. Si no cayeron más fue por la actitud de las AFJP y otros inversores institucionales.

También se llega a la misma conclusión si se sigue la evolución de las colocaciones en dólares. El informe del Cefim destacó que, desde fines de 2002, “la proporción de depósitos privados en moneda extranjera como porcentaje del total (pesos más dólares) pasó del 3,6 al 9,4 por ciento”. Es decir, prácticamente se triplicaron. Si sólo se toman los plazos fijos dolarizados, el crecimiento fue del 23 por ciento: ya están en 1600 millones. Cabe consignar que la tasa de interés promedio que rinden esas colocaciones no supera el uno por ciento anual.

A tres años y medio de la explosión, la crisis dejó marcados a los pequeños ahorristas.