FINANZAS › EXPANSIóN DE LAS SOCIEDADES DE GARANTíA RECíPROCA
El Instituto Argentino de Mercado de Capitales informó que en lo que va del año las SGR avalaron negocios de cheques de pagos diferidos por 1740,6 millones de pesos. Ha sido una vía de financiamiento para las pymes.
› Por Cristian Carrillo
Las pequeñas y medianas empresas conforman el entramado central de la economía representando 99 por ciento del total de empresas, 45 de las ventas y 70 de empleo registrado. Este sector tiene márgenes de crecimiento importantes debido a las características propias del emprendedurismo. Sin embargo, el menú de inversiones raramente contempla activos vinculados con firmas de este segmento. Esto complica las posibilidades de financiamiento teniendo en cuenta que los bancos tampoco los cuentan como sus principales clientes. Esto se debe a que se vincula los negocios pymes con un riesgo elevado. Las Sociedades de Garantía Recíproca (SGR) son un instrumento que mejora el perfil de las pymes para que puedan emitir distintos instrumentos, como fondos comunes o cheques avalados, además de acceder a crédito bancario. Otra opción es fideicomisos financieros, que agrupan a pymes por actividad.
Las SGR se crearon con el objetivo de darles respaldo a las pymes y una forma de canalizar el excedente de capital de las grandes compañías. Se trata de asociaciones en privados, con apoyo fiscal desde el Estado, que le facilitan el acceso al crédito. El sistema se construye a partir de una asociación comercial entre los que se denominan protectores –compuestos por firmas de mayor envergadura y excedente disponible de capital– y las partícipes, generalmente pymes con dificultades de acceso al crédito.
Los socios protectores realizan un aporte de capital para constituir el fondo de riesgo, con el cual las administradoras de las SGR cubren las garantías y los avales que se otorgan a socios partícipes. La garantía de las SGR minimiza así el riesgo a niveles de mercados externos, señalan desde el Departamento Pyme de la Bolsa. La seguridad proviene de la espalda financiera de la grande, por lo que desde su creación –hace más de diez años– nunca hubo un instrumento garantizado por una SGR impago. Esta garantía le permite a la pyme obtener un préstamo bancario. Pero, además pueden ser utilizadas para negociar un cheque en la Bolsa de Comercio, emitir una obligación negociable, avalar una solicitud de otorgamiento de un leasing o garantizar un flujo de fondos para dar en fideicomiso. Según información del Instituto Argentino de Mercado de Capitales, en lo que va del año las SGR avalaron negocios de cheques de pagos diferidos (CPD) por 1740,6 millones de pesos.
El sistema tuvo en 2010 una reforma normativa, en la que se modificó la ponderación de distintos tipos de garantías. El nuevo sistema privilegia ahora a las operaciones de mayor plazo y a las asociadas a financiamiento productivo, a partir de incentivos oficiales. Las entidades dispusieron nuevos procedimientos, como los de auditoría de los avales y en la aplicación de sanciones. También establece un marco para el tratamiento de las fusiones entre pymes. La homogeneización de la normativa permitió en los dos últimos años un aumento de 52 por ciento en la cantidad de nuevas pymes asistidas, un 5 por ciento en el monto de garantías otorgadas respecto del acumulado de los últimos doce años, un 34 en el plazo promedio de vigencia, un 50 en los fondos de riesgo y hasta el 129 en los saldos de las garantías.
Las grandes empresas se benefician de aportar los recursos para la creación de estos fondos a partir de la ley de creación de las SGR, que asegura a los socios protectores la desgravación del Impuesto a las Ganancias. El requisito para éstos es sostener su aporte por un mínimo de dos años. Por caso, las compañías de seguro deberán invertir, a partir del Plan Nacional Estratégico 2012/2020, unos 7000 millones de pesos en distintos instrumentos, entre ellos cheques de pago diferido avalados por SGR. Las administradoras de las sociedades de garantías no prestan el servicio de manera gratuita. El otorgamiento del aval tiene un costo para la empresa que lo solicita. Este sistema permitió a los bancos cumplir con casi el 90 por ciento del monto exigido –de 5 por ciento de sus carteras– por el Banco Central, que dispuso que estas entidades deben prestar al sector pyme otorgando el aval para que califiquen
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