FINANZAS › PROBABLE SUBA DE LA TASA INTERNACIONAL Y LA POLíTICA DE DESENDEUDAMIENTO
La deuda pública en porcentaje del PIB se redujo entre 2003 y la actualidad de 166 a 42,8 por ciento, mientras que en moneda extranjera fue de 75,5 a 7,3 por ciento. Panorama holgado de vencimientos en los próximos años.
› Por Cristian Carrillo
“Cuando el mundo tira para abajo es mejor no estar atado a nada.” Esta frase que podría ser leída como una máxima económica responde a una estrofa de la canción “Los Dinosaurios”, de Charly García. La política de desendeudamiento en términos de su peso sobre los ingresos marcará la diferencia en los próximos años en los que habrá menor liquidez global y permitirá un grado de acción en materia de política económica como pocas veces tuvo la Argentina.
A menudo se confunde –o se busca confundir– iliquidez con insolvencia, dos categorías económicas distintas. La Argentina tiene actualmente problemas de liquidez debido a la falta de divisas, pero es solvente, detenta uno de los menores ratios de deuda del mundo. No obstante, las exclamaciones acerca de una pesada herencia que dejaría la actual administración en diciembre se convirtieron en una constante en estos días de campaña. Estas afirmaciones suelen ir acompañadas por extractos de informes de bancos de inversión y de organismos internacionales, como el Fondo Monetario, con el objetivo de justificar la intención de llevar a cabo ajustes el año próximo, como ya implementan otros países de la región.
Cash utiliza esas mismas fuentes que cita el establishment para explicar cómo la situación del país es mucho más holgada que en otros años y de otras economías emergentes, y se encuentra mejor preparada que encarar los efectos de una eventual suba en la tasa de interés por parte de la Reserva Federal.
Existe amplio consenso respecto de que a fin de este año o principio del próximo la Fed llevará adelante una suba en la tasa de interés rectora para su sistema financiero, lo que provocará una transferencia de recursos desde economías emergentes hacia Estados Unidos en busca de una rentabilidad segura, conocido por efecto “fly to quality” (vuelo hacia la calidad). En esa situación, las economías se verán afectadas por mayores costos de financiamiento para compensar el atractivo que ofrece una plaza “segura” como la estadounidense. Los países más endeudados, que aprovecharon la “fiesta” de tasas bajas, serán los que más sufran la resaca.
Tras la cancelación final del Boden 15 por 5900 millones de dólares, el peso de la deuda sobre los principales índices económicos se ubicó en sus mínimos históricos. De acuerdo con datos de Economía, la deuda pública en porcentaje del PIB se redujo entre 2003 y la actualidad de 166 a 42,8 por ciento, mientras que en moneda extranjera la retracción fue de 75,5 a 7,3 por ciento. Los servicios de deuda (intereses y capital) pasó de representar el 12 por ciento del PIB a un 1,9 por ciento, además de un cambio significativo en la composición con menor peso de títulos nominados en moneda extranjera.
No obstante, si se siguen los lineamientos del establishment el diagnóstico es todavía más prometedor, ya que incluye la deuda privada. El FMI señala en su “Panorama Financiero” que el sector empresario de economías como la de Chile, Brasil, Perú y México aprovechó las tasas bajas en la última década y podría verse afectado por una suba debido a su alto endeudamiento. Estos países, según criterios de mercado, se posicionaban como plazas atractivas para el arribo de capitales internacionales y solía ponerse como ejemplo para contraponerlo a la situación del mercado argentino, más reducido y regulado. La composición de la deuda también se alteró, indica el Fondo. Las empresas duplicaron la deuda a través de bonos por sobre los créditos bancarios, que implica una mayor volatilidad financiera.
Sobre este punto un reporte de la banca estadounidense JP Morgan señala que el sector privado argentino cuenta con un peso de deuda en el PIB de 15,4 por ciento, el más bajo de los países emergentes. “El país es además uno de los tres que redujo el endeudamiento privado desde 2007, fecha previa a la última crisis financiera global y el comienzo de la política de tasa cero de Estados Unidos. En contraposición, la deuda privada de las economías emergentes pasó de 72,6 a 106,1 por ciento en ese mismo período. Brasil, Chile, Perú, Colombia y México son los países en que más creció. Este endeudamiento, que incluye a familias y pequeñas y medianas empresas, podría desencadenar crisis adicionales en estas economías cuando finalice la fiesta de las tasas de interés en cero. En ese momento, lo mejor es “estar liviano”.
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