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Domingo, 15 de mayo de 2016

FINANZAS › EL BANCO CENTRAL RECONOCE DEBILIDADES EN SU ESTRATEGIA PARA BAJAR PRECIOS

Sin respuestas a la inflación

El informe de política monetaria que presentó el BCRA menciona tres canales que supuestamente conectan la tasa de interés con la caída de la inflación, pero admite que ninguno de ellos está operativo en este momento de la economía nacional.

 Por Federico Kucher

El Banco Central publicó a mitad de semana su informe de Política Monetaria. El diagnóstico del organismo fue que en los primeros tres meses del año la actividad económica creció un 0,8 por ciento, pese a la caída notable en las ramas productivas como la construcción, mientras que aseguró que la inflación en abril comenzó a dar señales de desaceleración, más allá de que anotó un incremento del 6,5 por ciento contra el 3,3 computado en marzo. Además, aseguró que el empleo mantuvo el nivel de los últimos años sin observarse recortes para el sector formal de la economía, análisis que no consideró la situación de los trabajadores informales ni del sector público, dos de los segmentos del mercado laboral que mayores tensiones atravesaron en los últimos meses por la política de ajuste con devaluación, recorte fiscal y contracción monetaria.

El documento del Central, más allá de ofrecer cifras de actividad, precios y ocupación que responden a necesidades políticas y no a la tarea de mostrar transparencia ante la población, incluyó apartados interesantes para explicar qué tienen en mente las autoridades de la entidad cada vez que afirman que en los próximos meses la inflación mostrará un fuerte descenso. Uno de los anexos de mayor relevancia es el 6, donde se argumenta por qué el manejo de la tasa de interés desacelera el proceso inflacionario. “El uso de una tasa de interés como instrumento de política monetaria es la norma en los 27 países que adoptaron metas de inflación pero es novedad en la Argentina”, menciona, y agrega que “son tres los mecanismos a través de los cuales las decisiones de tasa inciden sobre los precios”.

El primero de esos canales de transmisión es el crédito. El alza del costo del financiamiento, según el organismo, contrae la capacidad de consumo de la población, disminuye el gasto agregado (demanda de la sociedad) y por tanto modera la inflación. El Central, no obstante, mostró cierto reparo en afirmar que este canal pueda ser operativo. “Hay indicios de que el mecanismo de transmisión que involucra al gasto agregado de la economía es más acotado en comparación con otros países. Esto es porque nuestro país tiene un sistema financiero poco desarrollado, con un nivel de crédito muy bajo en relación al Producto”, indicó.

El segundo mecanismo está vinculado con el dólar. “La tasa de interés influye sobre el tipo de cambio y éste incide sobre muchos precios, en particular en los de bienes transables. Este impacto es capturado por el coeficiente de traslado”, describió el documento. La idea es que un Banco Central con metas de inflación, que reacciona subiendo la tasa ante la aceleración de precios, disminuye el grado en que los empresarios trasladan a los precios la devaluación. Sturzenegger remarcó este argumento, al asegurar que uno de sus principales objetivos apunta a desconectar los movimientos del tipo de cambio de las remarcaciones en el mercado interno. En el documento no se aclara, pero los factores históricos y sociales, estudiados en profundidad en modelos no convencionales sobre la inflación en economías no desarrolladas, hacen imposible modificar en el corto y mediano plazo la conducta de remarcación de empresarios ante las correcciones del tipo de cambio.

El tercer elemento es el canal de las expectativas. “La decisión de tasa, acompañada por la comunicación del Banco Central, incide sobre las expectativas de inflación. Si los agentes perciben que la autoridad monetaria usa sus instrumentos para bajar la inflación, incorporan esta información en el proceso de formación de precios y salarios aun antes de que se vean efectos por los otros mecanismos mencionados”, indica el informe. Sturzenegger aseguró que este mecanismo es el más relevante para que en 2016 empiece a observarse una baja considerable de los precios. Sin embargo, el propio informe contradice al funcionario al asegurar que el canal de las expectativas no resulta relevante porque la población viene de más de diez años de un manejo de la política monetaria distinta y no está acostumbrado a tener un Banco Central con una función de reacción, es decir que suba la tasa cada vez que se observan presiones inflacionarias. “Dado que el uso de la tasa de interés como instrumento es muy reciente, es probable que el mecanismo de transmisión que involucra a las expectativas esté en estado embrionario”, reconoce el informe. Pero este no es el único elemento por el que el tercer mecanismo no resulta operativo. Los individuos en los últimos meses enfrentaron un shock de precios por el incremento de las tarifas públicas, que llevó a casi triplicar la tasa de inflación en abril. Cuando ocurren estas distorsiones, los “agentes” confunden expectativas y pueden adelantar remarcaciones en lugar de postergarlas. Es por esto que no resulta recomendable para ningún banquero central respaldar su programa de desaceleración de precios a partir de esta estrategia monetaria, al menos hasta que la economía deje de estar shockeada por políticas que alteran los precios relativos (devaluación, quita de retenciones, recorte de subsidios con suba de tarifas, entre otras).

Los precios minoristas entre enero y abril ya acumularon una suba del 19 por ciento. Una de las curiosidades notables del informe es que ninguno de los tres canales que se mencionan parece estar operativo para disminuir la tasa de inflación en el corto y mediano plazo. La pregunta de este suplemento para Sturzenegger fue entonces cómo es que bajará la inflación en los próximos meses para cerrar el año con un 25 por ciento (cifra que el Central mantiene como estimación de suba de precios para todo 2016). No la respondió.

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