INTERNACIONALES › INTERNACIONALES - LA LUCHA POR EL PODER DETRAS DEL NUEVO SHOCK FINANCIERO
Bienvenidos a la montaña rusa
Con dos bancos clausurados y otros dos en cesación de pagos, Rusia se asoma a una turbulencia financiera con peligros políticos.
› Por Claudio Uriarte
1239 bancos son demasiados, incluso para una economía grande como la de Rusia. Y las corridas que empezaron la semana pasada con la clausura del Sodbiznesbank y el Credit Trust, y se agravaron esta semana con la paralización temporaria de operaciones del Alfa Bank y el Guta Bank –números 19 y 22 de la tabla de posiciones bancarias del país respectivamente–, pueden indicar el inicio de un saneamiento, por insensible que esto pueda parecer a los ahorristas que van a perder sus depósitos. La limpieza, por accidente o por designio, está lanzada, y la principal preocupación de las autoridades monetarias debe ser en estas horas evitar que se convierta en una hemorragia de todo el sistema financiero, ante los temores de los ahorristas a que se produzca una masacre como la que signó el default de 1998.
Por el momento, los mayores peligros parecen conjurados: la economía rusa está boyante, sostenida por un precio del petróleo con prima por terrorismo que el viernes volvió a desbordar la barrera de los 40 dólares en el mercado de Nueva York, y el país no se muestra en riesgo de volver a cesar con sus obligaciones externas, razón por la cual las posibilidades de contagio exterior y dominó financiero internacional resultan menores que hace seis años. Sin embargo, nadie está dispuesto a arriesgar nada. El jueves, en una visita relámpago a Moscú, el canciller alemán Gerhard Schroeder se apresuró a declarar su confianza en la economía rusa. Se comprende: Alemania, con su ostpolitik económica e inversionista, es el país potencialmente más expuesto a una debacle financiera rusa; el viaje de su jefe de gobierno tenía el valor de un gesto político para tranquilizar a los inversores. Es que, desde el punto de vista económico, Berlín se ha convertido en el Washington del Este europeo.
Pero las preocupaciones persisten, y gran parte de la atención se concentra ahora en ver qué ocurrirá cuando el Guta Bank vuelva a abrir sus puertas y activar sus cajeros automáticos el lunes –y en ver si sus autoridades cumplen con la promesa de hacerlo–. Lo que sucede es que gran parte de esos 1239 bancos está podrida: son bancos falsos o con créditos incobrables o meras pantallas para operaciones de lavado de dinero del narcotráfico y otras mafias, a veces muy ligadas con el poder político. El caso del Sodbiznesbank es ilustrativo. Generoso contribuyente a la campaña electoral de Vladimir Putin, diez días atrás vio sus operaciones suspendidas por un úcase del Banco Central de Rusia, que declaró que sus operaciones eran insolventes, y que el banco había servido para lavar el dinero de un secuestro. Era un gesto de enorme desafío al Kremlin, y la primera vez que ocurre algo así en Rusia antes de que un banco privado efectivamente cese sus pagos. El drama siguió con pasos dignos de una película de mafiosos, con la toma del edificio central del banco por un grupo de delincuentes económicos con el propósito de destruir documentación comprometedora y su retoma por parte de la policía, entre protestas por parte del jefe de asesores económicos de Putin en el sentido de que el Banco Central estaba tratando de socializar la economía.
Por lo pronto, el BCR ha intentado abortar un posible efecto dominó por medio de bajar a la mitad el monto que los bancos privados están obligados por ley a depositar en sus arcas. Pero, y pese a desmentir en todos los tonos posibles que estén preparando una purga, las autoridades monetarias no han ocultado en el pasado su intención de bajar drásticamente el número de bancos a 200 o 300. Es una medida económicamente racional antes que la podredumbre contagie al resto, pero socialmente costosa, y políticamente peligrosa. En este contexto, el retiro de licencia al Sodbiznesbank marca el inicio de la purga. Y la pregunta es qué armas tiene el Banco Central en la manga en su pugna con los amigos del Kremlin.