INTERNACIONALES › QUE SE PRONOSTICA PARA LA ECONOMIA GLOBAL
Los déficit fiscal y de cuenta corriente de Estados Unidos están en el centro de una bomba de tiempo de la economía global.
› Por Claudio Uriarte
Hay malos augurios para el capitalismo globalizado, y vienen de un heraldo impensado: el Fondo Monetario Internacional. El informe "Perspectivas Económicas Mundiales", publicado parcialmente esta semana, alerta que la globalización ha aumentado el riesgo de que el déficit comercial record de Estados Unidos provoque un ajuste "abrupto y costoso" de la economía mundial, y que una pérdida de confianza de los inversores desembocaría en una crisis más grave que en el pasado, dada la mayor integración de los mercados financieros y comerciales.
"Hay un riesgo de que esto ocurra y yo no diría que es un riesgo muy probable, pero asumo que los países tomarán medidas para mejorar su situación fiscal", dijo a la prensa Raghuram Rajan, el economista jefe del Fondo. El resultado de una crisis de ese calibre se sentiría en todo el planeta, pues el dólar sufriría una depreciación "drástica", subirían las tasas de interés en Estados Unidos y se reduciría el crecimiento del motor económico mundial, según el Fondo. De este modo, el FMI intenta refutar los argumentos de los que mantienen que estamos en un mundo diferente, con reglas nuevas, gracias a la mayor cercanía y dependencia económica mundial que se conoce como globalización.
El Fondo coincide en que los inversores tienen ahora menos miedo de lo extranjero, y europeos y asiáticos están más dispuestos a mantener activos en dólares, lo que financia el déficit por cuenta corriente de EE.UU., que en su mayor parte se debe al déficit comercial. El agujero comercial de Estados Unidos alcanzó en 2004 la cifra sin precedentes de 617.700 millones de dólares, que equivale al 5,3 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI). Estos números rojos han sido los responsables de la caída del dólar en los últimos tres años frente al euro, el yen y la libra esterlina, entre otras monedas. El FMI y la gran mayoría de los economistas consideran insostenible el déficit comercial estadounidense.
"Eventualmente, los tipos de cambio y los equilibrios comerciales tendrán que ajustarse, y ajustarse de forma sustancial", sostiene el informe. Y la gran pregunta es si continuará la pérdida de valor gradual del dólar, necesaria para reducir el déficit comercial de EE.UU., o si la divisa norteamericana se precipitará.
El informe del Fondo sostiene que mientras las aguas permanezcan calmas, la mayor integración comercial y financiera mundial es un bálsamo que propicia una corrección progresiva de este desequilibrio, que tiene una magnitud nunca vista en la historia. El mayor crecimiento económico y del comercio en Asia, en particular, ha hecho que el "costo del ajuste" esté más repartido a nivel mundial que en el pasado, según Rajan. Pero, a su juicio, estas ventajas de la globalización han hecho que muchos gobiernos se duerman en los laureles y acumulen déficit fiscales, comenzando por Estados Unidos. El FMI mantiene que las reglas del juego son básicamente las mismas que en el pasado y que un indicio de pánico podría provocar un naufragio. "Las secuelas son ahora probablemente más elevadas que en el pasado", alertan, debido a que los desequilibrios financieros son mayores. Recientemente, Alan Greenspan tuvo la franqueza de admitir su error al creer que las grandes reducciones de impuestos de la administración Bush no multiplicarían el déficit.
Característicamente para el FMI, el estudio no detalla lo que los países deberían hacer para evitar la tormenta, pero en un discurso esta semana el director gerente de este organismo, Rodrigo Rato, expuso sus recomendaciones. El funcionario pidió a Estados Unidos una reducción de su déficit fiscal y a China la flexibilización de su tipo de cambio, ahora fijo con respecto al dólar. También recomendó a Europa y Japón que adopten "reformas estructurales" para aumentar su crecimiento, lo que incrementaría la demanda de productos estadounidenses reduciendo así el déficit comercial. Pero esto se dice más fácil de lo que se hace. Y ninguno de los actores evocados por Rato parece dispuesto en lo más mínimo a salir de una situación de la que aún se benefician, pero que podría terminar arrojando a todos alegremente al precipicio.
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