Dom 03.01.2010
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INTERNACIONALES › DESAFíOS ECONóMICOS DE BOLIVIA A PARTIR DEL NUEVO TRIUNFO DE EVO MORALES

El camino al desarrollo

Bolivia ya conoce la volatilidad que implica la monoproducción y su respectiva vulnerabilidad política y social. Evo Morales inicia su segundo mandato con el objetivo de diversificar la economía.

› Por Lucia Cirmi Obon *

El pasado 6 de diciembre, el Estado Plurinacional de Bolivia celebró los comicios presidenciales. Los resultados saludaron al presidente actual con el contundente 64 por ciento de los votos. La magnitud de la victoria implica para el MAS –el partido gobernante– haber superado el ya fuerte apoyo que los llevó por primera vez al poder. En el plano político se hace evidente la presencia popular de un líder. En el escenario económico, ¿qué le espera a Bolivia con cuatro años más de Evo?

“Evo Morales consiguió la reelección.” La sola frase dice poco. Para los economistas, los datos en términos absolutos no entusiasman para su estudio. Sólo en términos relativos el análisis se vuelve enriquecedor. No sólo al porcentaje de la elección en sí, sino que es poco lo que se conoce de la historia de Bolivia. Este país tan cercano, tan similar y tan olvidado por la Argentina. Unos pocos estudiaron su pasado; otros tantos sólo saben que “El Evo” es aymara y muchos más se preguntan únicamente por qué hay tantos bolivianos en Argentina.

Lo cierto es que en términos relativos la reelección de Morales significa la continuidad de un proyecto nacional que, por primera vez, parte de la realidad de Bolivia. Su gobierno ha hecho un corte transversal a una historia relatada por categorías occidentales. Fácil de aprender por analogía: modelo primario exportador (la oligarquía del estaño entre 1880-1952), Estado keynesiano con sustitución de importaciones (MNR entre 1952-1964), dictaduras (1964-1982), crisis de deuda externa y neoliberalismo (1982-2005).

Durante la última etapa, el desmantelamiento del sector público profundizó la vulnerabilidad y la pobreza del país. El MAS, en su primer mandato, buscó construir un país inclusivo, no sin limitaciones, debilidades, disturbios y negativas de distintos sectores. Se propuso la articulación de la economía a partir de la diferenciación de cuatro agentes: el Estado, que creció gracias a los ingresos que proveyeron las empresas y recursos nacionalizados; la empresa moderna privada, que disfrutó de una coyuntura económica favorable; la organización cooperativa urbana y las comunidades campesinas, que obtuvieron una legislación propia acorde con su realidad.

En el plano social se distribuyeron en forma directa a la población los nuevos ingresos estatales, traducidos en universales: bonos para la maternidad, la escolaridad y la ancianidad. También se fortalecieron, con apoyo del gobierno cubano y venezolano, los servicios de salud y educación en zonas rurales, áreas donde vive el 37 por ciento de la población.

No puede hacerse un balance justo del impacto del primer gobierno del MAS sin contemplar el alto grado de conflictividad y resistencia (ejercida por los sectores más pudientes) que desató la implementación de esos cambios. Dicha conflictividad explicó la demora en la aprobación de la nueva constitución (2009). Así podría pensarse que, durante el primer gobierno, se han alcanzado importantes conquistas en lo formal que podrán, en el mediano plazo, tener resultados en lo real. Ellas son condición necesaria pero no suficiente para un verdadero desarrollo.

Será un reto poder consolidar (o comenzar a construir) un aparato productivo diversificado. En estos años, en un contexto de precios internacionales en alza, las exportaciones se concentraron aun más (72 por ciento del total) en el sector extractivo, compuesto mayoritariamente por hidrocarburos y zinc. Los ingresos públicos, así como las rentas sociales, dependen del desempeño de este sector. Bolivia ya conoce la volatilidad que implica la monoproducción. Las crisis vividas por las fluctuaciones del precio del estaño, cuando éste era su principal producto de la actividad económica, le dieron una dura lección. En los próximos años, los precios internacionales probablemente no puedan acompañar con tanta satisfacción el crecimiento como lo han hecho en el primer mandato. Por eso el desafío es independizarse. Fuertes políticas industriales parecen ser un medio, y en la medida en que se realicen grandes inversiones productivas, donde el Estado sea capaz de incluir a sectores marginados a través de empleo formal, se dependerá menos de las rentas sociales directas.

Por último, los intelectuales bolivianos se preguntan cómo conciliar los fundamentos de los pueblos originarios (que hoy aparecen en la constitución nacional), como la preservación de los recursos naturales y el respeto a la pachamama, con una economía como la de Bolivia, marcadamente extractiva. Este es otro desafío para el segundo mandato de Evo Morales

* Investigadora Ceinlaoli FCE-UBA.

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