Dom 25.05.2003
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INTERNACIONALES › CURIOSIDADES DEL CAPITALISMO DE LOS AÑOS ‘90

Volviendo a las murallas

Después de una orgía de desregulación, Wall Street y las agencias del gobierno están luchando por poner la casa en orden.

Por Joaquín Estefanía *

En los últimos días se han activado las sanciones contra la corrupción corporativa, que asuela EE.UU. desde el último trimestre del 2001. No es que antes no existiese tal corrupción pero, por motivos difíciles de interpretar, a raíz de Enron los ejemplos se han multiplicado.
Hace unas semanas, la Comisión de Valores de EE.UU. (SEC), con la anuencia del fiscal general de Nueva York, la Bolsa de esa ciudad y la Asociación Nacional de Corredores de Bolsa –instituciones que llevan meses trabajando juntos–, impusieron una multa de 1400 millones de dólares a los 10 principales bancos de inversión por engañar a sus clientes. Unos días antes, la misma SEC abría una investigación por el que puede ser el mayor caso de información privilegiada (insider trading) en los últimos años; el asunto es curioso, ya que se trata de un matrimonio en el que el hombre trabaja para un fondo de alto riesgo y la mujer para un banco de inversión. Al llegar a casa, ella comentaba los informes en los que había trabajado en el banco y él actuaba en Bolsa teniendo en cuenta esos informes. Tercer elemento de este puzzle: la fiscalía de Nueva York acaba de iniciar una querella contra el que fue banquero estrella del Credit Suisse First Boston, Frank Quatronne, por las irregularidades en la oferta pública de venta de acciones de compañías de Internet. Paralelamente, la SEC ha abierto otra investigación a AOL Time Warner por trampas contables.
De todos estos sumarios, seguramente el más significativo es el primero, pues afecta a uno de los elementos centrales del sistema financiero: los bancos de inversión. Una vez que se abrieron las investigaciones por el escándalo Enron, se supo que muchos de ellos habían roto las murallas chinas establecidas para que sus análisis de empresas fueran independientes de sus intereses como banco de inversión. A través de algunos correos electrónicos se demostró que había analistas que recomendaban públicamente valores de las empresas clientes del banco, mientras de forma privada los consideraban poco menos que basura. En otras ocasiones, cuando una compañía salía a Bolsa, los analistas hacían recomendaciones con ánimo de conseguir que dicha empresa contratase a su banco como agente. Los bancos de inversión siguieron invitando a los ahorristas a entrar en el capital de Enron hasta unos minutos antes de la suspensión de pagos; de 15 analistas que seguían a la compañía energética, 10 siguieron recomendando comprar acciones, incluso dos semanas después de que la SEC anunciara la investigación.
El acuerdo al que ha llegado la SEC con los diez principales bancos de inversión americanos ha costado muchos meses de negociación y consta, esencialmente, de tres patas: la multa de 1400 millones de dólares por el engaño continuado a muchos de sus clientes (Elliot Spitzer, el fiscal general de Nueva York, ha declarado que “las graves pérdidas causadas por los análisis fraudulentos destruyeron vidas y arruinaron” a muchos pequeños inversores); los cambios radicales en la forma de operar (aislar a los analistas del negocio de los bancos, la creación de un sistema transparente en los análisis, la eliminación de ofertas de acciones nuevas a los directivos de las empresas a cambio de mantener los negocios con los bancos de inversión...), y, en tercer lugar, la creación de un fondo para indemnizar a los pequeños inversionistas estafados, que se puede quedar corto si fructifican las numerosas demandas anunciadas contra los mismos bancos de inversión.
* De El País de Madrid, especial para Página/12.

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