DESECONOMíAS
Amigos argentinos del Fondo
› Por Julio Nudler
Sólo se trata de una nota al pie, pero reveladora. Lleva el número 65 y acompaña una extensa ponencia de Stanley Fischer, ex número dos del Fondo Monetario Internacional y hoy activo en el Citigroup, sobre “La globalización y sus desafíos”. La contribución fue presentada ante la American Economic Association. En su acotación, Fischer rememora la siguiente: “Consciente de las dificultades causadas por una política fiscal más contractiva en medio de una recesión, el FMI acordó con la Argentina, a fines de 2000, una pequeña expansión fiscal para contribuir a la recuperación. Pero la política económica es complicada: algunos argentinos nos dijeron en ese momento que cometíamos un error, no porque Keynes estuviera equivocado, sino porque el gobierno aprovecharía el mayor espacio que le daba el respaldo del Fondo para incrementar el déficit en un monto superior al acordado. Y estaban en lo cierto”.
Fischer no individualiza, obviamente, a esos interlocutores argentinos que buscaban disuadir al FMI de ablandar su posición respecto del país, pero no es difícil imaginar que se trataba de conspicuos economistas liberales, próximos al establishment, y que en general habían participado o sostenido la estrategia aplicada hasta 1999. Luego, el equipo de José Luis Machinea no había hallado la manera de mejorar una situación ya desesperada, con una recesión que la convertía en un círculo vicioso imparable.
Tras un año de tribulaciones, y como evoca Fischer, se quiso aflojar un poco la mano fiscal, pero esa decisión tuvo sus objetores nativos. Y es notable que el ponente les venga a dar la razón, como si el problema hubiese radicado en que los gobernantes argentinos propenden a incumplir los déficit que acuerdan. No parecen contar para él las terribles dimensiones de la crisis que se incubaba y finalmente estalló a fines de 2001. Ya en marzo de aquel año, Machinea y sus amigos habían resuelto irse a sus casas para ahorrarse el disgusto de que la bomba les explotase en las manos.