DESECONOMíAS
Al fin libres
Por Julio Nudler
La confusa redacción del Acta de Declaración de la Independencia Económica, del 9 de julio de 1947, quizás explique por qué ésta no se logró, y por qué Fernando de la Rúa tuvo que volver a proclamarla 54 años después. La primera vez, la proclamación la efectuaron “fuerzas gubernativas” (?) junto a “fuerzas populares y trabajadoras”, reafirmando “el propósito del pueblo argentino de consumar su emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio, bajo las formas de hegemonías económicas condenables y de las que en el país pudieran estar a ellos vinculados”. Vale decir que también se aludía a hegemonías económicas locales, relacionadas con las externas (¿los personeros del imperialismo?), sin que quedaran identificadas.
Se enunciaba además el propósito de “concertar los términos de una verdadera política para que en el comercio internacional tengan base de discusión, negociación y comercialización los productos de trabajo argentino, y quede de tal modo garantizada para la República la suerte económica de su presente y su porvenir”. En este caso se aludía, según cabría colegir, a la nacionalización del comercio exterior. Más complejo aún de desentrañar es el planteo de que “la cooperación, que contribuye a fijar de manera permanente las posibilidades humanas, será activada hasta alcanzar el completo desenvolvimiento que demandan las nuevas concepciones del comercio y empleo mundiales de las energías”.
El lector tendrá todavía que enfrentarse con un Preámbulo, donde se invoca la decisión de “romper los vínculos dominadores del capitalismo foráneo enclavado en el país y recuperar los derechos y gobierno propio y las fuentes económicas nacionales. La Nación –prosigue– alcanza su libertad económica para quedar, en consecuencia, de hecho y de derecho, con el amplio y pleno poder de darse las formas que exijan la justicia y la economía universal en defensa de la solidaridad humana.” Firma Juan Domingo Perón, y siguen muchas otras rúbricas entusiastas.