Domingo, 11 de agosto de 2013 | Hoy
E-CASH DE LECTORES
El disparador es cambiar el viejo concepto que teníamos y que tan mal le hizo al país: “Argentina granero del mundo”. Tenemos todo para poder empezar el camino de producir alimentos elaborados para el mundo, tenemos la materia prima fundamental que otros no tienen o por lo menos no con la misma eficiencia natural y productiva. Debemos aprovechar para agregarle valor, capacidad humana, tecnológica y profesional. Se está haciendo bastante en este rubro, pero no lo suficiente. Hay que hacer una revolución que tiene que ser acompañada políticamente en todos los aspectos para movilizar a todos los sectores e involucrar a todas las partes, que son muchas. Por supuesto que la base de toda revolución eficaz parte del Estado regulador e impulsor en tal sentido. Una vez tomada la decisión, deberíamos juntar a profesionales, industriales y economistas para los lineamientos a seguir.
Los profesionales en alimentos tendrían que ser orientados a viajar a todas partes del mundo para identificar necesidades, costumbres, gustos y detectar el producto. Una vez detectado el producto y la necesidad, deberíamos juntarnos con industriales para evaluar la elaboración y con economistas para definir la inversión y la rentabilidad. Esto debe ser muy profundo, ya que para entender bien el negocio debemos involucrarnos en cada país para tener la llave del éxito y hacer todo lo necesario, en los sabores característicos, packaging y marketing que acompañen a lograr seducir a nuestros compradores, comunidades como sabemos muy distintas y complejas. Seguramente hay una infinidad de productos que se alineen para nuestro objetivo. Está en nuestros técnicos elegir y programar lo más conveniente, así como hacer un estudio de con qué países comenzar y profundizar lazos. Es un estudio que abarca otros intereses políticos, que ahora se están haciendo muy bien, pero que ahora hay que ver desde otro ángulo. Con el producto elegido debemos persuadir a nuevos emprendedores, a industrias afines o bien productores que no necesariamente se dediquen al rubro, pero que con un sentido de visión de futuro apuesten al cambio. Hay que generar en forma moderna y productiva hasta el más mínimo detalle, crear los instrumentos de crédito necesarios y un ámbito motivador que rápidamente capte interés. Tenemos que planificar como lo hizo Den Xiaoping con el cambio trascendental que produjo en China, utilizando los elementos más abundantes y eficientes que tenía. En su caso, la gran cantidad de mano de obra desocupada, hábil y laboriosa, ya con la parte política encaminada se dedicó a fabricarle al mundo productos muy elaborados y muy baratos. Fue la decisión política y la planificación lo que llevó al éxito que hoy encuentra a China como potencia.
Felipe Artacho
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