Dom 08.05.2005
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CONTADO

Liderazgo real

› Por Marcelo Zlotogwiazda

El presidente de la Nación dijo que “vamos a negociar políticamente para minimizar el impacto de las importaciones sobre nuestra industria”. Los industriales están más que preocupados por la apreciación de la moneda local y exigen del Gobierno que haga lo imposible por sostener como mínimo el actual tipo de cambio. Y algunos de esos mismos empresarios están que trinan porque el otro socio importante del Mercosur les está invadiendo el mercado, frente a lo cual reclaman de manera urgente medidas proteccionistas.

El cuadro de situación planteado podría tratarse tranquilamente de la Argentina, con el presidente Kirchner y lo que queda de la burguesía refiriéndose al momento complicado que se vive con Brasil. Pero paradójicamente, el presidente mencionado al principio es Lula, el impacto que se quiere minimizar es el de las importaciones brasileñas procedentes de China, los industriales que se quejan por el atraso cambiario son los brasileños, y en algunos casos reclaman protección frente a la “invasión” de productos .... ¡argentinos!: efectivamente, días atrás, los fabricantes de vinos de Brasil pidieron a su gobierno la fijación de cuotas para el ingreso de competencia argentina, que ya copó cerca del 20 por ciento del mercado vecino.

Como se puede apreciar, las apariencias engañan. Lo cierto es que, como bien enseña la ley marina, el pez más chico se defiende del más grande en la cadena de supervivencia: Brasil le teme a China, y la Argentina a ambos.

Para entender los cruces de declaraciones poco diplomáticas que hubo en los últimos días entre los gobiernos de la Argentina y Brasil, hay que considerar inevitablemente los siguientes datos de contexto:

n Pese a que el real cotiza en su máximo de los últimos tres años, el saldo de la balanza comercial brasileña de abril fue el más alto de la historia para un mes, con un superávit de casi 3900 millones de dólares que duplica el excedente de abril de 2004.

n El superávit del primer cuatrimestre del año alcanzó los 12.200 millones de dólares, cifra que también rompe el record histórico para ese período, y lo mismo sucede con el saldo favorable de los últimos doce meses que arañó los 38.000 millones.

Los números también son desequilibrantes y más que elocuentes observando el intercambio comercial entre los dos socios mayores del Mercosur:

n En abril las exportaciones brasileñas subieron un 50 por ciento respecto a igual mes del año pasado, y el acumulado de los primeros cuatro meses registró un alza del 41 por ciento en relación a enero-abril de 2004.

n En sentido inverso, las exportaciones argentinas subieron pero mucho menos, un 34 y un 16 por ciento, respectivamente.

n En resumen, y más allá del caso excepcional de los vinos o de algunos otros rubros en particular, el saldo de toda la balanza favoreció a Brasil en el cuatrimestre en exactamente 900 millones de dólares.

El cuadro empeoraría para la Argentina si se discriminara el intercambio por tipos de bienes, ya que el desbalance en contra es mucho mayor cuanto más elaborados y valor agregado contienen los productos. Queda claro que en la carrera de la productividad y el desarrollo económico Brasil va ampliando la ventaja, lo que también se refleja, por ejemplo, en el avance del capital brasileño sobre el argentino a través de adquisición de activos productivos, o en la relocalización en Brasil de instalaciones multinacionales.

Por supuesto que esa no es una carrera que comenzó con Lula y Kirchner, sino que son resultados lógicos de dos procesos históricos con mucho más diferencias que similitudes, tanto de visión estratégica y comportamiento de sus burguesías, como de lucidez y constancia de las respectivas dirigencias políticas. Pero ante la realidad descripta resulta ingenuo discutir, enojarse o cuestionar el natural liderazgo de Brasil en la región, más aún cuando en el camino hacia el desarrollo y progreso el actual gobierno argentino no supo o no pudo acortar la distancia o achicar la diferencia de velocidades que se traían de largo arrastre.

Para ir a ejemplos concretos y contundentes, mientras por aquí sigue sin articularse una clara política de promoción industrial (crítica que Roberto Lavagna ridiculiza tildándola de “setentista”), de la simple lectura de cinco diarios brasileños del martes 3 de mayo cualquiera pudo notar las siguientes noticias emanadas del estatal y poderosísimo Banco Nacional de Desenvolvimiento Económico y Social (BNDES):

n El Jornal Do Commercio informó de un préstamo por 219 millones de reales a la empresa papelera Votorantim.

n El mismo diario anunció una línea de préstamos para el sector eléctrico por 10.000 millones de reales.

n La Gazeta Mercantil publicó la aprobación de un crédito por 14 millones de reales para una firma de emprendimientos inmobiliarios para la construcción de un shopping y un hotel.

n El diario Valor difundió un préstamo por 13,4 millones de reales a la estadounidense White Martins para modernizar dos plantas de equipamiento criogénico.

Todas esas novedades de financiamiento promocional y subsidiado por parte de una entidad estatal en un mismo día. Y leyendo sólo algunos diarios.

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