La empresa de productos electrónicos Sega diseñó un videojuego llamado “Toirettsu”, para que los hombres puedan jugar mientras orinan en los baños públicos. El dispositivo —en fase de prueba— funciona a través de un sensor que se coloca en el mingitorio y puede medir la cantidad y velocidad de la orina que se produce. Después transmite esos datos al videojuego con el que el usuario interactúa en un monitor montado en la pared. En un juego, por ejemplo, gana el que orina más. En otro, la cantidad y rapidez del líquido determina cuántos graffiti se pueden borrar de un muro virtual. Y en uno más controvertido, la orina determina la fuerza del viento que alza la falda de un dibujo femenino. Algunos se juegan en solitario y otros son para competir con más usuarios en la misma ubicación.