El soldado Smith fue asignado a un centro de reclutamiento de la Armada norteamericana, donde debía aconsejar a los nuevos reclutas acerca de la conveniencia de contratar la póliza de seguros de vida ofrecida por el gobierno. No pasó mucho tiempo antes de que el teniente del centro notara que Smith tenía cerca del ciento por ciento de efectividad en venta de seguros, lo cual nunca antes había pasado. En vez de preguntar, el teniente decidió pararse detrás de una puerta y escuchar lo que Smith le decía a un soldado que recién había ingresado. Smith explicó los puntos básicos de la póliza y luego le dijo al soldado: “Si tenés este seguro y morís en la batalla, el gobierno tiene que pagar 200 mil dólares a tus parientes, pero si no tenés esta póliza y vas a la batalla, el gobierno tiene que pagar sólo seis mil dólares. Ahora bien, ¿a qué grupo pensás que van a mandar a la batalla primero?”.