OPINIóN › DEBATE SOBRE UN PROYECTO DE LEY CONTRA LA EXTRANJERIZACIóN
› Por Jose Luis Livolti
El proyecto de ley contra la extranjerización de la tierra que la Federación Agraria Argentina intenta retomar, después de haberlo cajoneado desde la constitución de la Mesa de Enlace como condición (entre otras) para sostener esa vergonzante coalición, es necesario propiciar su sanción. Esto se debe al avasallante proceso de enajenación al que nuestro país fue sometido sin freno ninguno. De muestra basta un botón: las adquisiciones de Douglas Tomkins de los esteros del Iberá, con el acuífero Guaraní como subsuelo. Existe la friolera de 20 millones de hectáreas en manos extranjeras.
Haciendo referencia a un artículo escrito por Enrique Martínez, presidente del INTI, en Página/12 (18-03-10), cuyo enfoque en general compartimos, nos permitiremos intentar ahondar sobre esta visión. Poner freno a la extranjerización debería implicar la nacionalización de lo ya extranjerizado, revistiendo igual o más importancia a quién adjudicar esas tierras y, sobre todo, con cuál modelo productivo hacerlas producir. Cuestión que la Federación Agraria evita mencionar dada su probada defensa del paquete tecnológico sojero, consecuente con el sujeto agrario que irrumpió en dicha organización durante el conflicto agrario y el cambio cultural sufrido por sus antiguos asociados, en especial en la Pampa Húmeda.
En el debate sobre la tenencia de la tierra y el necesario cambio de modelo productivo, hay que hacer referencia al fallo judicial de la Suprema Corte santafesina, referido a la prohibición de las fumigaciones en derredor del ejido urbano en un área de 800 metros para las terrestres y 1500 metros para las aéreas, en la localidad de San Jorge. Este fallo invierte la carga de la prueba. La provincia y la Universidad Nacional del Litoral tienen seis meses para demostrar que el glifosato y los cócteles con los que se lo aplica son inocuos. Esto despertó la preocupación del gobierno de Santa Fe, al que en pocos días más le será presentado un petitorio con miles de firmas exigiendo que el fallo sea aplicado en toda la provincia.
En este camino proponemos que en la tierra ociosa se inicien producciones de horticultura y frutales agroecológicos, así como ganadería a pasto, tambos familiares y granos no transgénicos, contrario a lo que afirma el presidente de la filial de Saladillo de la FAA, José Trentino, quien define a esta propuesta como “extremismo ambientalista”. Se torna imprescindible iniciar el camino del cambio progresivo y gradual del modelo productivo hegemónico en salvaguarda de la tierra, el medio ambiente y la salud de las poblaciones de las zonas de producción, dada la insustentabilidad del mismo. Proponemos un gran debate nacional sobre el uso y tenencia de la tierra, la soberanía alimentaria, con el necesario ordenamiento territorial, comenzando por la prohibición de su extranjerización
* Miembro de la Mesa Nacional
del Foro de la Agricultura Familiar.
Coordinador nacional del Movimiento Campesino Liberación.
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