Domingo, 25 de octubre de 2015 | Hoy
MITOS ECONóMICOS › LA ORTODOXIA CONTRA LA DEMANDA INTERNA
Por Andrés Asiain
En una reciente entrevista publicada por el diario La Nación, el economista Daniel Artana señaló que “después del 10 de diciembre llegará la oportunidad de volver a la normalidad económica”. De acuerdo con el economista de FIEL, el proceso económico de los últimos 13 años fue una “anormalidad que salió bien por un tiempo” pero “cuando la suerte se terminó, empezó a hacer crisis y el Estado empezó a manotear todo lo que podía”: reservas del BCRA, fondos de las AFJP y los “intentos de endeudamiento”. “Una vez que todo eso se agotó, tenemos que volver a ser un país normal en materia política económica”. Sobre su concepto de normalidad, el ex vice ministro de López Murphy brinda el siguiente indicio: “Acá hay que ponerle el cascabel al gato, ver qué vamos a hacer con este nivel de gasto público”.
El planteo de Artana es un claro ejemplo de la visión que muchos economistas ortodoxos tienen del proceso de ampliación de la demanda interna de los últimos trece años. Desde esa mirada, la expansión del gasto y el consumo deben basarse en un ingreso previo que lo financie. Ese ingreso estuvo dado, en un principio, por la apropiación de parte de la renta del elevado precio de las materias primas a través de las retenciones a la exportación. “Cuando la suerte se terminó” (bajaron los precios de las materias primas), se utilizaron los ahorros del país (“reservas del BCRA”), de los jubilados (“los fondos de las AFJP”), luego se intenta apelar al ahorro del resto del mundo (“los intentos de endeudamiento”) tras haber agotado el ahorro interno del sector privado (“se quemó también la capacidad de endeudarse domésticamente porque se corre el riesgo del desplazamiento del poco crédito al sector privado”).
Sin embargo, desde que en los años treinta Kalecki y Keynes desarrollaran el concepto de demanda efectiva, se sabe que los ingresos son un resultado del volumen de gastos. Así, la ampliación de la demanda interna no debe financiarse a costa de un ingreso previo, sino que es la generadora de ingresos vinculados con el mercado interno. Es decir, el mayor gasto público y consumo popular, estimulan las ventas, la producción y el empleo, engordando la recaudación impositiva, los aportes patronales y de los trabajadores a la seguridad social, así como los ingresos empresariales y de otros sectores que conforman el ahorro interno. La idea de agotamiento de esos recursos “manoteados por el Estado”, es una ilusión ortodoxa que no comprende que los mismas se nutren del gasto estatal y su efecto estimulante sobre la producción y el empleo.
Sin embargo, la ampliación del mercado interno impulsa el gasto de dólares, ya sea por la necesidad de importar insumos y maquinarias necesarios para ampliar la producción, como por la dolarización de parte del excedente generado por la economía nacional (desde la remisión de utilidades de la multinacional hasta la compra de dólares del trabajador que junta para la casa propia). De ahí que la disponibilidad de dólares constituye el verdadero límite a la expansión de la actividad económica, una restricción que se acentúa en el actual contexto de baja del precio internacional de las materias primas y recesión en Brasil.
Al respecto, ¿acaso bajando el gasto público van a crecer nuestras ventas externas permitiendo superar las actuales restricciones al crecimiento? ¿O se busca reducir la actividad interna para ajustar el gasto de dólares a los límites de las actuales condiciones internacionales? En ese último caso, la “normalidad económica” de Artana es en realidad una “crisis económica”.
@AndresAsiain
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