“Si bien hubo más actividad a lo largo de 2003, mi sensación es que deberían hacerse esfuerzos para movilizar a las pequeñas y medianas empresas. Tiene que volver el crédito a tasas bajas porque es importante que se fabriquen productos argentinos. En el caso de la industria de la magia sería muy importante: muchos de los instrumentos del ilusionista son importados. Desde los pañuelos, los mazos de cartas y hasta las ilusiones mismas se traen desde el extranjero, en especial desde Los Angeles y Las Vegas. El hecho de que algunas fábricas se pusieran en marcha no sólo ayudaron a abaratar los costos sino que, además, contribuyeron a las exportaciones. En estos momentos, la Argentina vende afuera varitas mágicas, cubiletes, sogas y algunos juegos. En mi público noto más calma que en otros años. Puede ser porque se perciba un 2004 mejor. Eso no quiere decir que las ilusiones con billetes hayan dejado de ser las más atractivas. Al contrario, pareciera que, después de la devaluación, la gente se impacta más cuando un billete de 20 pesos se transforma en uno de 20 dólares”.