“La decisión de sostener un 3 por ciento de superávit primario implica un esfuerzo importante en función de las necesidades sociales y porque en la historia argentina nunca hubo un superávit de ese nivel. Si la economía continúa creciendo ya habría un mayor pago de intereses. Por lo tanto, si hay una capacidad de ahorro excedente por ingresos superiores a los previstos la prioridad debe ser el gasto social, en particular los ancianos sin cobertura y aquellos desocupados que no están cubiertos por no ser jefes o jefas de hogar. Además, se deberían fortalecer programas de inversión en obra pública. En particular, programas de vivienda que generan muchos empleos y cubren el déficit habitacional. La opción de destinar el excedente a un fondo anticíclico o a mejorar la oferta a los acreedores de la deuda podría pensarse para una economía que viene creciendo hace varios años y donde no predominan el hambre y la desnutrición, pero dadas las urgencias sociales creo que son propuestas para otro país.”