“Los pobres comen poco y mal”
“La producción alimentaria es suficiente en kilos y en calorías para alimentar a más de 300 millones de personas. Pero una porción cada vez mayor de la población comienza a transitar una zona de inseguridad alimentaria. El problema no es de producción, sino de desempleo y de un nivel de precios que no se condice con un país tan rico en alimentos. Los productos están disponibles y son de primera calidad, pero la gente no los puede comprar.”
¿Cuáles son los principales problemas en la dieta de los pobres?
–Cuando sobrevienen estas crisis, con precios de alimentos tan elevados, la gente de menor poder adquisitivo no sólo come poco, también come mal. Los alimentos que consumen, que son los más baratos, son los que menos nutrientes contienen. Reciben calorías y se quitan el hambre, pero les falta hierro y zinc, que son indispensables para el crecimiento y el desarrollo de los niños. Lo mismo ocurre con los alimentos que se entregan en los planes sociales. Recién ahora comenzó a entregarse en el programa materno-infantil leche fortificada con hierro y zinc a los niños menores de 2 años y a las mujeres embarazadas que se atienden en el hospital público.
¿Qué políticas se pueden instrumentar para paliar el déficit alimentario?
–Una posibilidad interesante que se desarrolló en otros países es la de promover el concepto de seguridad alimentaria, entendida como la promoción de proyectos productivos de alimentos. La idea es lanzar proyectos de pequeña y mediana escala, integrando a productores excluidos del circuito de mercado para el armado de cadenas de comercialización directas productor-consumidor. Hay que identificar las capacidades regionales, analizar sus necesidades de financiamiento y articular circuitos con el objetivo de generar alternativas sostenibles de disponibilidad de accesos a los alimentos.
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