Israel Mahler *
“En mi empresa, un día antes del Rodrigazo teníamos una cantidad de pedidos inusual, porque se extendían a más de 90 días las entregas. En los días siguientes, tuvimos que llegar a un acuerdo con más de cien personas que trabajaban allí para reducir la jornada laboral, porque fueron cancelados casi todos los pedidos. En realidad, nos hicieron un favor, porque con el desbarajuste que se vino no había precios. Lo peor, de todos modos, vino después. Una economía deteriorada, sin capacidad de recuperación, es lo que quedó de lo que era una actividad industrial sólida y en expansión. Claro, hubo quienes ganaron con todo esto. Fue algo muy parecido a un saqueo. Yo creo que el Rodrigazo fue una señal imperfecta de lo que íbamos a vivir más adelante. Veníamos de una economía que funcionaba, con una heterodoxia complicada, pero que en ese momento se precipitó. La recuerdo como una época muy complicada, muy difícil. Lo que se produjo fue virtualmente una parálisis. Los riesgos eran altísimos. Y nos faltaba gimnasia para absorber el impacto.”
* Ex titular de la UIA. En 1975 su empresa era Técnica Toledo, líder en automatización industrial, y vicepresidente de la Asociación de Fabricantes de Máquinas Herramienta.
Claudio Lozano *
“El Rodrigazo fue el primer intento de poner en marcha un ajuste neoliberal, pero a la vez fue la demostración, en la práctica, de que el tipo de sociedad que era la Argentina, por su grado de homogeneidad y organización, era capaz de ponerle límites a la estrategia del bloque dominante. Precisamente, el Rodrigazo puso en marcha el mecanismo para quebrar esa resistencia y habilitar la contienda en otro ámbito. Si la inflación es la contienda social expresada en el sistema de precios por la apropiación del ingreso, esto nunca estuvo mejor expresado que a partir del Rodrigazo. Los sectores populares se encontraron con sus propios límites: habían sido capaces de vetar las políticas de los sectores dominantes, pero no habían tenido la capacidad de reorganizar la economía en su propio beneficio, en función de sus propios objetivos. El Rodrigazo hizo estallar esa contradicción, que en definitiva se resuelve con el golpe de Estado. Por eso el plan de Martínez de Hoz, que llega con la dictadura, no es un ajuste clásico, sino una estrategia de reestructuración mucho más profunda, con el propósito de refundar la sociedad.”
* Diputado. Economista de la CTA.
Roberto Favelevic *
“La devaluación era inevitable. A Rodrigo le tocó en suerte ser el que tuvo que hacerla, por eso quedó pagando. Yo recuerdo que en esos primeros días en la calle no había autos, porque la gente no los sacaba por el tremendo aumento que hubo en los combustibles. Pero de a poco, la situación se fue recomponiendo. Para la industria hubo refinanciaciones, seguros de cambio. Para los que éramos proveedores del Estado –mi empresa le vendía sogas a ELMA (Empresa Líneas Marítimas del Estado)– hubo un reconocimiento, aunque tardío, de mayores costos. Es cierto que la recuperación demoró más que ahora, porque tras la devaluación todos los precios subieron enseguida. No existía el freno que en el 2002 significaron la recesión y la desocupación. Pero este fenómeno también inauguró un nuevo comportamiento empresario: todo el mundo empezó a tenerle miedo a la inflación y, para curarse en salud, adoptó la costumbre de los aumentos preventivos. Creo que esto fue el inicio del ciclo de inflación persistente posterior.”
* Ex presidente de la Unión Industrial Argentina. En 1975 era titular de la Federación de la Industria Textil Argentina, FITA, y dueño de la empresa Textil Gatusso.
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