Domingo, 18 de febrero de 2007 | Hoy
Gustavo Grobocopatel
Productor agropecuario
“Recuperar el diálogo es muy auspicioso. El resultado inmediato, seguramente, será que se atiendan los problemas de corto plazo, como puede ser el de los subsidios cruzados, los de la hacienda, algunos financieros. Pero lo positivo del diálogo es que las partes tienen, precisamente, la visión de una parte, no del todo. Por eso la mejora en la relación puede ser un inicio.
Contra la sensación que puede llegar a la sociedad, el malestar en algunos sectores del campo no es por la cuestión impositiva. Aunque muy probablemente estén mal distribuidos, en la Argentina se pagan pocos impuestos. Y aunque para algunos productores agropecuarios estos impuestos se lleven una parte significativa de su rentabilidad, lo impositivo es, si se quiere, una cuestión secundaria.
El problema tampoco es ideológico, aunque quizá para algunos lo sea, sino práctico, tiene que ver con la visión que tiene el sector de cómo desarrollar la Argentina. El sector siente que tiene mucho para dar. Más de lo que ya da. Sabe que el gran desafío ahora es hacer una nueva revolución en el campo, una revolución de las proteínas y de la energía. Y para eso hacen falta muchas inversiones, públicas y privadas. Aquí está el punto en relación con lo impositivo. Para hacer esa revolución el sector público debe hacer muchas inversiones en infraestructura. El tema con los impuestos es cómo se usan. No se reinvierten en el desarrollo que podemos tener.”
Mario Lattuada
Investigador del Conicet
”Tener a un interlocutor con llegada directa al Presidente es una buena señal de corto plazo para volver al diálogo con el sector. Pero, por supuesto, si esto no es acompañado por una cierta celeridad en las políticas sectoriales se corre el riesgo de, muy pronto, volver a un escenario de conflicto. Finalmente, lo que está en juego con el campo es la disputa por el reparto del excedente. Este es el tema central que no desaparece con el cambio de un funcionario. Desde la política lo que debería perseguirse es la institucionalización de este conflicto, me refiero a darle un marco institucional. Este es el primer paso, luego el marco institucional debe servir como vehículo para consensuar las políticas sectoriales.
Puede asumirse que las retenciones no se tocan, sin embargo es mucho lo que puede hacerse con esas retenciones. Uno de los caminos es utilizarlas en parte para una redistribución intrasectorial. Los subsidios generados a partir de la última suba son un indicio de este camino. Pero la redistribución interna del excedente agropecuario también puede utilizarse para compensar a los sectores más postergados del mundo rural. No toda la dirigencia agropecuaria parece tener entre sus prioridades esta conciencia de la existencia de una estratificación muy fuerte en su interior. Para el sector público, entonces, ayudar a resolver los problemas de los sectores más vulnerables es una tarea pendiente.”
Eduardo Buzzi
Presidente de FAA
“Lo peor que se podría hacer en este momento es hacer leña del árbol caído. A Miguel Campos hay muchas cosas para reconocerle. Se plantó frente a Monsanto en el tema de las regalías, se plantó frente a los frigoríficos más grandes en el reparto de la cuota Hilton y abrió un espacio dentro de la secretaría para discutir los problemas de la agricultura familiar. Pero también es cierto que la interna que existía en la secretaría no ayudaba para nada a la resolución de los conflictos. Por eso la llegada de Javier De Urquiza es bienvenida para el sector. Las razones son muchas. La principal es su llegada directa al Presidente y su buena relación con Alberto Fernández y Julio De Vido, lo que nos hace presuponer que, a nivel de toma de decisiones, es posible saltar la brecha entre discurso y acción. Con esto quiero decir que si el secretario de Agricultura asume un compromiso es porque está en condiciones de cumplirlo. Después, por su trayectoria personal creemos que conoce al sector. Estas dos cosas ayudan a que tengamos una mejor expectativa. Pero también es cierto que a mí las bases no me firman un cheque en blanco. Tampoco al Gobierno. El método se mide por los resultados. Hay gente que está mal y hay temas en los que ya no hay más paciencia. El sector espera que el precio del novillo esté en 2,80 pesos el kilo, recibir 430 pesos por la tonelada de trigo, que se resuelva el problema del endeudamiento con el Banco Nación. También que el secretario de Comercio Interior, que desempeñó una buena tarea en el combate a la inflación, tenga un perfil más bajo en materia agropecuaria.”
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