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Aunque el trueque puede ser valorado en su momento actual por su función supletoria, el sistema se encuentra todavía muy lejos de poder satisfacer como “economía de subsistencia cerrada” las necesidades básicas de las familias participantes. Entre otras razones, por las siguientes.
n Existe una tendencia al desarrollo de actividades de intercambio y no producción. Los productos que ingresan provienen o bien del despojamiento de tenencias acumuladas en etapas anteriores más prósperas o en forma directa o indirecta de la economía de mercado, tal vez mediante el uso de ahorros o el poco dinero disponible. En una visita a un nodo puede observarse inmediatamente mucha oferta de artesanía, ropa nueva o usada, aparatos o herramientas, etc.
n En el caso de los alimentos, si bien existe alguna oferta de frutas y verduras (en general excedentes que los productores no pueden colocar en sus mercados habituales) es muy limitada a pesar de su gran demanda, lo que da lugar a fenómenos de “inflación”.
n Se registra una importante presencia de productos caseros elaborados (pizzas, tortas, etc.) pero no sólo tienen una calidad muy dispar, sino que se utilizan muchas materias primas e insumos que son accesible únicamente con dinero (harinas, huevos, etc.) y que son adquiridos en forma individual y no coordinada.
n Por último debe reconocerse que muchos productos y servicios que por su complejidad y especificidad, así como por sus requerimientos de producción y distribución no pueden ser abastecidos por los nodos de trueque (carne fresca, servicios públicos, combustibles, etc.).