¿La tendencia a la reprimarización de las exportaciones se puede revertir?
–En los últimos semestres lo que hay es una continuación de la tendencia establecida desde mediados de los ‘90. Tendencia que se ha ido agravando por factores coyunturales como la mejora en los precios de los productos primarios, la buena cosecha de oleaginosas y la caída en las exportaciones de manufacturas a Brasil.
¿La reprimarización debe ser vista como un problema?
–El problema no es exportar productos intensivos en recursos naturales sino cuanta agregación de valor tiene la producción. El perfil de exportaciones argentinas está muy sesgado hacia productos que son intensivos en recursos naturales, pero tienen muy bajo nivel de elaboración. Es mejor exportar eso que nada, pero es un patrón de exportaciones sujeto a mucha volatilidad porque los precios son muy variables y porque la concentración de las ventas en grandes comercializadoras dificulta la generación de un sector empresario dinámico y diversificado.
¿Cómo se modifica esa situación?
–Lo primero que se debe conseguir es un ambiente macroeconómico que sea relativamente estable, con un tipo de cambio que no esté apreciado y que no sea muy volátil. Después se deben desarrollar políticas específicas de carácter horizontal para brindarles a los exportadores pequeños y medianos asesoramiento tecnológico, conocimientos de mercados y establecimiento de contactos. Además, facilitarles el financiamiento. En Chile, la fundación ProChile es muy efectiva en esta función, mientras que nosotros tenemos una institución como la Fundación Exportar, bastante más pequeña, con dificultades presupuestarias y con menor efectividad.