PRIMERA PERSONA
Por David Oubiña (director de cine)
Considerado por muchos como el principal ideólogo de la Nouvelle Vague, Jacques Rivette seguía siendo un cineasta secreto. Fue necesaria la notable retrospectiva en la Sala Lugones para salir del oscurantismo. Sus films, de una extensión desmesurada y una extrema agilidad, insisten sobre diversas formas del complot en donde la fantasía resulta, a la vez, lúdica y siniestra. Acrobático, coreográfico, maquínico, imprevisible y desenfadado, Rivette no se parece a casi nada en el cine contemporáneo.