“Nuestra política de festivales es lograr que el rigor artístico, la excelencia y la profundidad tengan un interés masivo”, subrayó el ministro Hernán Lombardi en el Teatro Sarmiento durante la presentación del Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA) antes de pasar la palabra a sus directores artísticos, Rubén Szuchmacher y Alberto Ligaluppi. Organizado por el Ministerio de Cultura de Buenos Aires, el FIBA se llevará a cabo entre el 5 y el 18 de octubre. Ligaluppi explicitó cuál fue la “idea curatorial” que guió el diseño de esta séptima edición: “Nos habíamos propuesto impactar a la ciudad –recordó el director–, pero, ¿cómo sorprender a una ciudad como ésta, en la que hay unos 500 espectáculos cada fin de semana?”. Los directores optaron por apartarse de la programación de los grandes festivales europeos (“que son como bloques, todos muy similares”, afirmaron) e interesarse por producciones por fuera de esos circuitos. “Quisimos que el público y los creadores y productores locales se encontrasen con obras que no traen actores ni directores conocidos por todos, pero sí materiales que, esperamos, los van a conmocionar o les van a generar polémicas.”

Otro cambio de óptica consiste en priorizar el concepto de ciudad: la guía que se distribuirá gratuitamente no presenta una diferenciación entre obras extranjeras y nacionales, sino que están organizadas alfabéticamente por ciudades y no por países. Dentro de la programación, figuran las ciudades de Ajaccio (Córcega), Cochabamba (Bolivia), Gante (Bélgica), Maputo (Mozambique), Poznan (Polonia) o Seúl (Corea), entre otras quince. En cuanto a los espectáculos nacionales, veinticuatro son de Capital y cuatro provienen de Córdoba, Tucumán y Rosario (ver aparte).

“Decidimos no tener en cuenta producciones carísimas porque pensamos en priorizar el diálogo”, afirmó Szuchmacher, y explicó: “Con obras de ese tipo uno puede admirarse, pero no puede entablar un diálogo, porque son producciones que están más allá de nuestras posibilidades”. Así, los directores aseguraron que las obras programadas aúnan calidad y características de producción que no son ajenas a las posibilidades de los artistas locales. “Trabajamos sobre un criterio de diversidad –subrayó Ligaluppi–, pero las obras extranjeras tienen cierto despojamiento o refinamiento parecido al que puede encontrarse en nuestro teatro.” Al tratarse, en su gran mayoría, de espectáculos de pequeño formato, la programación tendrá lugar preferentemente en salas independientes de la ciudad. “Insistimos en el deseo de relacionar creadores y ciudades –afirmó Szuchmacher–. Queremos que, una vez finalizado el festival, los creadores polemicen acerca de su propia producción para que el medio teatral salga de esa abulia o apatía que notamos todos.” Y concluyó: “Si esto ocurre, aunque en una pequeña medida, el FIBA habrá sido un éxito”.

Entre las producciones destacadas por los organizadores figura El dúo de la africana, de los barceloneses Xavier Albertí y Lluisa Cunillé, versión paródica de la zarzuela estrenada en Madrid en 1893. Otra de las mencionadas fue Patchagonia, por la compañía belga Les Ballets C de la B, y Mujer asfalto, por el grupo Mutumbela Gogo, de Mozambique, una performance en la que una prostituta reflexiona sobre su profesión, al tiempo que entabla un diálogo musical con su partenaire. Otras dos producciones que los organizadores destacaron fueron Mishelle di Sant’Oliva, por la compañía italiana Sud Costa Occidentale, con dirección de Emma Dante, y Los expedientes, del grupo polaco Teatro del Octavo Día, una muestra de “teatro documental” en la que los artistas utilizan los expedientes secretos que el gobierno comunista redactó sobre ellos entre 1975 y 1983.

El FIBA se realiza con un presupuesto de 5.500.000 de pesos. Asimismo, informaron que las entradas serán más baratas que en la edición anterior, ya que costarán 40 pesos, y 20 para estudiantes de carreras artísticas. La venta anticipada comenzará el lunes 14 en la página festivales.gob.ar o en la Casa de la Cultura (Av. de Mayo 575). Además de los 17 talleres dictados por artistas de las compañías visitantes, habrá actividades abiertas a la comunidad. “Babel, la biblioteca”, uno de los ciclos que se presentarán en diversas bibliotecas públicas de la ciudad, será “una experiencia directa de encuentro con autores teatrales en su mayoría desconocidos en nuestro medio, en su lengua original, sin subtitulados, “una oportunidad de integración e intercambio de las diversas comunidades que conviven en nuestra ciudad”, según puntualizaron los organizadores. A cambio de las consabidas mesas redondas (“Acá no habrá ninguna, porque a nadie le interesan, ni a los participantes”, bromeó Szuchmacher) se realizarán cuatro encuentros coordinados por el español Guillermo Heras sobre políticas de coproducción y una jornada sobre teatro universitario y producción artística organizado por el IUNA.

Otras actividades tendrán lugar en el edificio Harrods, “para que la calle Florida vuelva a ser un centro importante de la ciudad”. Allí se realizará “Cámara Hamlet”, ciclo de cine que exhibirá las producciones más significativas inspiradas en la obra de Shakespeare. También será el lugar donde estará ubicado el punto de encuentro y el Happy Hour del Festival, para alentar el encuentro informal entre artistas y público. Para cerrar cada jornada, allí también se organizará un espacio llamado “Pequeña Música Nocturna”, amenizado por músicos vinculados con el teatro, la danza y el cine, como Samy Abadi, Diego Vainer, Federico Marrale y Alejandro González Novoa, entre otros. “No es necesario el bochinche en el festival, es sólo un modo de musicalizar el encuentro de la gente, una especie de celestinaje”, bromearon los directores.