Miércoles, 9 de septiembre de 2009 | Hoy
CINE › ENTREVISTA AL REALIZADOR ALEMáN KAI WESSEL, DIRECTOR DE HILDE
La película que abre mañana la novena edición del Festival de Cine Alemán retrata a Hildegarde Knef, una actriz y cantante que atravesó buena parte de la historia de su país, no exenta de puntos oscuros.
Por Oscar Ranzani
Quienes hoy tienen más de sesenta años recordarán la figura de la actriz y cantante Hildegard Knef, icono de la cultura alemana que tuvo una vida tan turbulenta como exitosa. Knef atravesó buena parte de la historia de su país: nació en la República de Weimar, vivió el régimen nazi, sufrió las consecuencias de la Segunda Guerra, atravesó la posguerra, presenció la construcción y la caída del Muro de Berlín, hasta que murió en 2002, víctima de un cáncer. Hilde, del realizador germano Kai Wessel, relata a través de la ficción parte de su biografía: desde sus 16 años hasta los 40, en el apogeo de su carrera. Este largometraje abre mañana el noveno Festival de Cine Alemán, organizado por German Films, en el Village Recoleta; como esta función es sólo para invitados, la biopic de Hildegard podrá verse el viernes a las 19.50 y el miércoles 16 a las 14.40. Con un notable trabajo de la actriz alemana Heike Makatsch, Hilde muestra tanto sus éxitos como sus fracasos, su apasionada vida sentimental (tuvo tres maridos), su talento para el canto (grabó más de 20 discos) y un aspecto áspero como fue su relación con el militar nazi Ewald von Demandowsky.
En El caballo regalado, Knef escribió su autobiografía. Cuando Kai Wessel leyó el libro se quedó sorprendido por “la variedad y los diferentes aspectos de esta singular artista. A mediados de sus veinte años había experimentado y vivido más que yo a la mitad de mis cuarenta”, señala el director desde Alemania. Wessel reconoce que pocas veces leyó un libro como el de esta estrella, ya que le impactó “cómo describe toda esa época. Decidí, entonces, que sería muy interesante su historia de vida para una audiencia más amplia, especialmente para un público más joven”, relata.
Hilde se centra en el período más notorio de Hildegard Knef. “Es muy difícil contar toda la vida de una persona, más tratándose de alguien que tuvo una vida tan rica y turbulenta. Eso, obviamente, no se puede reducir al formato de una película”, entiende el director. Es por eso que, con su equipo, se concentró en “aquellos puntos que creemos que fueron muy importantes para el desarrollo personal de Hildegard Knef. Por ejemplo, todo lo acontecido durante el Tercer Reich, que fue un elemento muy determinante en su personalidad. También podemos observar el momento en que ella logra ascender, como cuando se rueda una película con su participación. Se describe su carácter, cómo era ella como persona”. El director asegura también que la actriz “era una persona que, en general, le gustaba estar cerca del poder. Otro aspecto muy interesante que resalté fue a Hilde como una persona creativa, llena de vida. Y también está la relación que ella establece con el público como artista. Por lo tanto decidimos relacionarlo en un período que va del Tercer Reich hasta los años ’60”, explica el cineasta.
–¿Hasta qué punto considera que fue una estrella artística controvertida?
–Es muy difícil decir esto hoy en día. Ya no tenemos la cercanía para poder decirlo. Creo que eso habría que analizarlo desde el punto de vista de aquella época.
–Pero seguramente tiene una opinión formada...
–Ella era una mujer que siempre decía abiertamente lo que pensaba. Le gustaba ser mujer y quería ser libre, autodeterminarse, no depender de nadie sino tomar sus propias decisiones. Y, en la primera época de la posguerra en Alemania, ésas no eran las ideas o los conceptos que se tenían de una esposa. Por eso chocó mucho con la sociedad.
–¿La relación con el nazi Von Demandowsky fue tomada de la vida real?
–Sí. Lo que no es bastante claro para los autores que escribieron su biografía es el tema de cuando se escaparon de Berlín y si ella lo volvió a ver después de la guerra. Aunque podría decir que está prácticamente comprobado que Hilde volvió a encontrarse con él por lo menos dos veces, a pesar de que ella lo negaba.
–¿Nunca se pudo probar hasta dónde llegaron los vínculos entre Hildegard Knef y el nazismo?
–Vale recordar que Hilde tenía tan sólo diecisiete años cuando conoció a este militar nazi. Es decir, ella era prácticamente una nena todavía. No pertenecía a ninguna agrupación política ni formaba parte del partido. Pero, obviamente, podemos reprocharle que haya tenido una relación con uno de los generales más altos del nazismo.
–A pesar de un primer intento fallido en Hollywood, en su segunda oportunidad tuvo éxito en Estados Unidos. ¿Cómo llegó a esa situación?
–En su momento, los estudios alemanes eran una competencia bastante importante de los americanos. Estaban constantemente luchando por quién ocupaba el rol central en el mercado mundial. Obviamente, después de la guerra, los estadounidenses no tenían gran interés en que la industria alemana de cine surgiera con tanta fuerza o que se volviera a reinventar, ya que ellos fueron capaces de acaparar todo el mercado. Entonces lo que hicieron fue empezar a comprar las grandes estrellas alemanas. Pero también hay que tener en cuenta que al público estadounidense no le causaba ninguna gracia ver a un actor o a una actriz alemanes cuatro años después de la guerra, porque resultaba bastante absurdo.
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