TEATRO › MELANIA LENOIR, NATALIA COCIUFFO Y MARTíN RUIZ, PROTAGONISTAS DE CHICAGO
La nueva versión de la obra de Bob Fosse, producida por Daniel Grinbank, respeta los mandatos de la original, como buena megaproducción de origen norteamericano, pero los actores dicen que sus aportes pasan por las lecturas que ellos le dan al guión.
› Por María Daniela Yaccar
Tienen la sonrisa del sueño cumplido y cualidades que prometen. En el estreno de Chicago, Melania Lenoir, Natalia Cociuffo y Martín Ruiz consiguieron eso que es tan valorado en su ambiente: deslumbrar, aun tratándose de un musical que se vio aquí en 2001 con otros actores –antes también, en 1977–, que tiene su película, que es un clásico indiscutido. Para que la pieza con coreografía original de Bob Fosse no oliera a tierra –se estrenó en Estados Unidos en 1975 y lleva ¡catorce! años de cartel en Broadway–, el desafío era teñirlo de personalidad. En ese camino están ellos. Y claro, entusiasmados por encarnar a las asesinas Velma Kelly (Lenoir) y Roxie Hart (Cociuffo) y al abogado Billy Flynn (Ruiz). “Es mucha responsabilidad. Es el musical más representativo”, abre el juego Cociuffo en la charla con Página/12. “Debo haberme topado con Chicago a los 15 años. Primero me voló la cabeza Pippin, otro musical de Fosse”, expresa Lenoir. Y aclara que su alegría no tiene tanto que ver con las posibilidades que se le abren, sino con el hecho de ser, por un rato, la fría Velma, en 2001 en manos de Sandra Guida (en dupla con Alejandra Radano). “A los 18 quería ser como Sandra.” En ese entonces, Ruiz recuerda haber abandonado el teatro “super emocionado con la energía grupal”.
Ellos son los pilares de esta puesta con coreografías dirigidas por Gary Chyst y con producción de Daniel Grinbank. Pero están bien acompañados por un ensamble de bailarines y cantantes, y una orquesta a la vista del público. Ninguno llegó a cumplir el sueño sin experiencia previa. Lenoir pasó por Rent, Hedwig and the Angry Inch y dejó su protagónico en Avenida Q (otro musical de Broadway) para participar de Chicago. Cociuffo integró el elenco de Frankenstein, Drácula y Piaf, entre otros musicales. Y lo último que hizo Ruiz fue La Bella y la Bestia. Ellas llegaron a Chicago por medio de audiciones. La primera fue en 2008, pero luego el proyecto se interrumpió. A Cociuffo la habían elegido para que fuese Velma, pero se quedó con el papel que estuvo a punto de hacer Florencia Peña. Lenoir pasó de ser elegida para integrar el ensamble a ganarse el rol de Velma. A, en tanto, Ruiz lo descubrieron en La Bella y la Bestia.
Ubicada en los años ’20, Chicago es una historia de ambición, poder, muerte y engaños; por eso es universal: pasó por Inglaterra, Australia, Austria, Suecia, Alemania, entre otros países. Velma y Roxie mataron por amor y terminan presas. Comparten un sueño: ser estrellas de varieté. Billy Flynn es un abogado que manipula a la prensa para conseguir la libertad de sus clientes. Si se piensa en la universalidad de una historia, hay un dato a tener en cuenta: los hacedores de este tipo de megaproducciones son muy rigurosos con el respeto por el original. De ahí que, por ejemplo, se despliegue desde arriba la bandera de Estados Unidos, que puede resultar chocante si es que el espectador logra trasladar la historia a su propia realidad. “Te dan una cajita y la abren”, grafica Cociuffo.
–¿El artista siente la falta de libertad?
Martín Ruiz: –El transcurso, los gestos, lo que pase físicamente, los pone el actor. La película, por ejemplo, tiene una vuelta interesante. Richard Gere da su esencia.
Natalia Cociuffo: –El “no hagas tal cosa” cuando uno prueba tiene un fundamento verdadero. Son censuras justificadas.
Melania Lenoir: –Por momentos hay libertad y por otros, no. El aporte que hacés es tu lectura del guión, la energía que le imprimís al personaje.
–¿Cuál es la lectura que le aportaron a este Chicago 2010 en la Argentina?
N. C.: –¡Hay tantas Velmas y Roxies dando vueltas (risas)! La gente es muy oscura. No lo manifiesta matando, pero sí consumiendo periodismo amarillista. Y hay otra que hace cualquier cosa para salir en la tele. Pensemos en (Marcelo) Tinelli y sus secuaces: viven puteándose, llorando, gritando.
M. L.: –Hay un miedo de no existir, de desaparecer. Como en la obra, “brillo y plumas”.
M. R.: –El gran tema es el poder de la prensa para manipular cualquier situación. Dos asesinas a sangre fría terminan siendo actrices que salen y hacen sus números, gracias a un abogado manipulador.
–Cuando Radano interpretó a Roxie, recordó la historia de Samanta Farjat y Natalia de Negri...
N.C.:–En su libreto, que me llevó al teatro, tiene un montón de recortes de diarios de (Carlos) Menem. No entendía nada. Después empecé a caer, ella veía esas situaciones como chicaguescas.
–Si el actor aporta la esencia, ¿qué hay de ustedes en la obra?
M. R.: –El personaje tomó lo que no pude darle a La Bestia. Ahí estaba en una cosa muy Disney, haber salido de este personaje me destapó.
N. C.: –Roxie empieza miedosa, no sabe por dónde ir, pero termina siendo Velma y Billy juntos. Atraviesa un montón de zonas. En la vida soy así, una nena, y a veces tengo un malhumor y un carácter...
M. L.: –A mí me vincula con un lado oscuro e intenso, muy denso, que no frecuento normalmente en mi vida. Velma es muy contenida. Es agotador sostener eso, la quietud, que se destapa en el baile. Pero como actores estamos todo el tiempo investigando nuestras diez mil posibilidades. Debo tener algo de ella.
* Chicago puede verse martes, miércoles y jueves 20.30, viernes a las 21, sábados a las 19 y 22.30 y domingos a las 20 en el Lola Membrives (Corrientes 1280).
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