TEATRO › FIBA LA AMANTE FASCISTA, EN EL MARGARITA XIRGU
Tras su experiencia como funcionaria del gobierno de Michelle Bachelet, Paulina Urrutia retorna a las tablas con una puesta donde abundan las referencias al vaciamiento de la dictadura.
› Por Cecilia Hopkins
La amante fascista, de Alejandro Moreno, con dirección de Víctor Carrasco, es el primer espectáculo que representa a Chile en el FIBA. La acción de la obra, que podrá verse hoy y mañana en el Teatro Margarita Xirgu, tiene lugar en una de las provincias del norte del país trasandino, durante los últimos años de la dictadura militar que vivió Chile, entre 1973 y 1990. Ganadora del Primer Premio del Concurso Nacional de Dramaturgia 2010 y estrenada el año pasado, la obra de Moreno (hoy residente en Nueva York) acompaña el regreso al teatro de Paulina Urrutia, actriz de teatro, televisión y cine que, tras ocupar la secretaría general del Sindicato de Actores de Chile, se convirtió en ministra del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, durante el gobierno de Michelle Bachelet.
Aunque Urrutia asegura que ella no tiene el perfil de actriz de monólogos, la crítica fue unánime en elogiar su trabajo. Iris Rojas, su personaje, es la esposa de un militar que cumple funciones en Panamá, con quien habla por teléfono poniéndolo al tanto de las actividades escolares del hijo de ambos. Lo que no le dice es que espera ansiosamente la llegada de su amante, el Señor Espina, un hombre que, según afirma con orgullo, fue quien logró “liberar al país de la amenaza marxista”.
Nacido en 1975, Moreno incluye en su obra abundantes referencias culturales del período de la dictadura chilena. Una de ellas es Jappening con Ja, programa televisivo creado en 1978, el cual, según se afirma, contribuyó a naturalizar situaciones cotidianas signadas por el abuso de poder, el castigo a la desobediencia y la humillación. Otra referencia mediática es Dingolondango, serie de humor blanco que, según los especialistas, “fue uno de los muchos programas cuyo objetivo era distraer y evadir la feroz y silenciosa batalla que vivía Chile día a día, entre los sometidos y los prepotentes”. Acerca de la interpretación de Urrutia, la crítica destacó: “Durante una hora y media Iris revienta todos los iconos y recuerdos más dolorosos de la dictadura militar, destruye la canción “Te recuerdo, Amanda”, de Víctor Jara, para simplificarla en una canción de desencuentros domésticos ya que Manuel no desapareció, sino que se fue con otra mujer. Asimismo, señala que los detenidos-desaparecidos no son sino esposos aburridos que escapan de sus mujeres, todo en un ambiente e interpretación ridícula e irónica”.
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