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Sábado, 2 de junio de 2012

TEATRO › MANUEL IEDVABNI PRESENTA SU PUESTA DE ¿CUANTO CUESTAN LOS CRISTALES?

“Puse el acento en el aspecto económico”

[HTMLA partir de sendas obras de Bertolt Brecht y de Jacques Attali, Iedvabni concibió un espectáculo que le permitió “un discurso antisentimental, ya que no quise hacer una obra compungida acerca del tema del exterminio de los judíos”.

 Por Cecilia Hopkins

El director Manuel Iedvabni tiene en su haber cerca de noventa puestas. Y si bien fueron muchos los autores que llevó a escena, Bertolt Brecht siempre fue uno de sus predilectos. Al punto de que, aun en obras que no tienen nada en común con las del autor alemán, Iedvabni las montó utilizando los recursos del llamado distanciamiento brechtiano, según el dramaturgo “un llamado al espectador para que rechace la noción romántica de que en el teatro todos volvemos a ser niños”. Así, la fragmentación en el hilo de la historia –ya sea con textos informativos o con proyecciones– es una de las decisiones estéticas que suele tomar el director, inspirándose en el teatro épico de Brecht. Con el auspicio de la AMIA, Iedvabni acaba de estrenar ¿Cuánto cuestan los cristales?, espectáculo que reúne dos obras, una de Brecht, ¿Cuánto cuesta el hierro?, y Del cristal y al humo, pieza del economista francés de origen argelino Jacques Attali.

En el caso de esta última obra, la acción transcurre en Alemania tras los sucesos de noviembre de 1938, conocidos como La Noche de los Cristales Rotos, un estallido de violencia contra comercios e instituciones judías en todo el Reich y que –si bien parecía haber sido provocado por la furia desatada por el asesinato de un funcionario alemán en París en manos de un adolescente judío– fue en verdad orquestado por el ministro de Propaganda alemán Joseph Goebbels y otros colaboradores del régimen.

La obra muestra a los principales dirigentes nazis en una reunión que tiene por motivo central la discusión acerca de cómo proceder para que los judíos abandonen el Reich. El autor subraya la indiferencia manifiesta de otros países, que se niegan a recibirlos, con la intención de dejar en claro que el exterminio fue, en realidad, responsabilidad de muchos. En cambio, en tono de farsa satírica, la obra de Brecht se refiere al crecimiento económico de Alemania antes de la Segunda Guerra al tiempo que critica la neutralidad interesada de un país como Suecia, que no dudó en vender todo el hierro que pudo aun sabiendo que estaba contribuyendo al poderío armamentístico del Reich.

Además de estar satisfecho por este estreno, el director festeja la vuelta a la cartelera de Un informe sobre la banalidad del amor, obra de Mario Diament que cuenta con la interpretación de Alejandra Darín y Osmar Núñez. La obra, inspirada en la relación entre Martin Heidegger y Hannah Arendt, entrelaza episodios históricos pero también ficticios que tienen como telón de fondo el surgimiento y la caída del nazismo. Los personajes se conocen en el ámbito académico: el profesor de Historia de la Filosofía llama a su despacho a la joven estudiante judía para conversar sobre el ensayo sobre Platón que ella había escrito. “Diament captó la esencia de la palabra banalidad –opina Iedvabni en una entrevista con Página/12– y en el título se la aplicó con mucho sarcasmo al concepto de amor, en vez de referirse a otras configuraciones culturales, tanto menos seguras.”

–¿Por qué pensó en reunir las obras de Brecht y Attali?

–En 1975, en tiempos de López Rega, ya había armado un collage con esta misma obra de Brecht y escenas de Terror y miserias del Tercer Reich. En este caso, reunir estas dos obras me permitió un discurso antisentimental, ya que no quise hacer una obra “compungida” acerca del tema del exterminio de los judíos, sino que quise poner el acento en el aspecto económico.

–¿Habla de los motivos económicos que originaron la Segunda Guerra?

–Y de la prepotencia del capital, que en cualquier situación histórica es comparable con una barra brava que toma el poder con el apoyo de un sector empresario importante.

–Ambas piezas tienen intenciones didácticas y hablan de un momento histórico bien definido. ¿El espectador actual puede sacar de ellas conclusiones acerca de su presente?

–Creo que cualquier crisis económica, aquí o en el mundo, puede dar pie a consignas chauvinistas que arrastran a la gente a un desastre. Tengo tres enemigos del alma: la oligarquía argentina, el ejército argentino y la Iglesia. Los tres socios que sistemáticamente hundieron este país apelando a la violencia. Hoy han perdido el poder, por suerte no comandan ellos. Pero el peligro está siempre latente...

–En ¿Cuánto cuestan los cristales? se pone especial énfasis en una responsabilidad compartida por varios países...

–Exactamente, la decisión acerca de qué hacer con los judíos fue tomada ante la inacción de otros países, porque los intereses económicos mandan. Estados Unidos vendía gas a Alemania y por eso le convenía callarse y no hacer nada. De otro modo, hubiesen bombardeado las rutas de acceso a los campos de exterminio o los campos mismos.

–¿Usted cree que hay un capitalismo humanitario?

–Por supuesto que no. Si hasta las guerras se desatan para renovar el stock de armamentos. En Arturo Ui, uno de los personajes decía “Oh, moral, ¿dónde te escondes en épocas de crisis?”.

* Un informe sobre la banalidad del amor, El Tinglado Teatro (Mario Bravo 948), viernes y sábados, 20.30. ¿Cuánto cuestan los cristales? Auditorio Ben Ami (Jean Jaurès 746) sábados, a las 21.

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“Tengo tres enemigos del alma: la oligarquía, el ejército argentino y la Iglesia”, dice Iedvabni.
Imagen: Pablo Piovano
 
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