Así como en su trabajo se vale del presente para pronosticar el futuro, al remontarse a sus orígenes uno puede concluir que, desde la elección de su nombre, su porvenir estaba –en cierta forma– marcado. Creer o reventar: al fin y al cabo, Nadia es un nombre de origen árabe que proviene del Corán, cuyo significado es “anunciadora” o “rocío”. Cualquiera de esas dos acepciones toman sentido en la profesión que iba a elegir estudiar Nadia Zyncenko, la pronosticadora del tiempo de extraño acento de Canal 7. Icono incuestionable de la meteorología mediática, probablemente la italiana de padres ucranianos sea la primera persona que a cualquier televidente se le pase por la cabeza ante la consulta sobre un pronosticador del tiempo. “Lo que pasa es que fueron 11 años en Telefe y más de 22 en Canal 7, brindándole a la gente información del clima”, explica Nadia en la entrevista con Página/12, con motivo de su debut con programa propio: desde el lunes, diariamente a las 6.30 de la mañana, la meteoróloga conducirá Nadia 6:30.

Si su trayectoria como voz autorizada digitando –o, al menos, condicionando– la forma de vestir de buena parte de los argentinos no bastara para entender su reconocimiento, su peculiar acento la terminó por convertir en una figura de la TV local. Aun en tiempos en los que la meteorología no ocupaba los importantes espacios que acapara actualmente en radio y TV, Nadia siempre tuvo un reconocimiento popular. Podría decirse, entonces, que para el imaginario de muchos argentinos ella es “la cara del tiempo”. Pero, fundamentalmente, la voz. “A los pocos días de haber nacido, mis padres me subieron a un transatlántico, huyendo del hambre, y llegamos a la Argentina. Como en casa se hablaba en ucraniano y en el colegio en castellano, nunca pude adaptar mi manera de hablar a la argentina”, cuenta con esa dicción que la caracteriza.

–Pero, diga la verdad, ¿no exagera ni un poco el acento? Hace casi 60 años que vive en el país...

–Juro que no. No es un estilo buscado deliberadamente por mí. Yo hablo así delante y detrás de cámaras. No es un personaje el que aparece en pantalla. Ojo: tampoco reniego de mi manera de hablar. En un punto creo que efectivamente me ha ayudado a permanecer en la memoria del público.

Si bien Nadia 6:30 será la primera edición diaria del noticiero de la TV Pública y cuenta con la producción de la gerencia de noticias del canal, a decir verdad no tendrá puesto el foco en la noticia. En cierta forma, el ciclo será un noticiero de servicios, que se complementará con Visión Siete (que comienza a las 7). La media hora que durará cada envío tendrá como eje el pronóstico meteorológico, el estado de las rutas y caminos de todo el país y la situación del transporte público. “La idea es conformar un espacio federal sobre la información climatológica y la situación de las rutas y el transporte. No vamos a detenernos en la Ciudad de Buenos Aires sino que informaremos sobre lo que ocurra en todo el país”, detalla quien hasta hace dos años trabajó en el Servicio Meteorológico Nacional, órgano estatal donde fue becada desde que estudiaba en la universidad.

Como una manera de relajar el peso de tanta información “dura” que volcará el ciclo, en el que apenas se leerán los títulos noticiosos del día más destacados, Nadia 6:30 contará con la participación de destacadas figuras del mundo artístico, ya sea dando el pronóstico o haciendo preguntas a la conductora sobre el tiempo. “Que a esta altura de mi carrera las autoridades del canal y de la gerencia de noticias hayan pensado en mí para conducir un noticiero, me reconforta. Es un desafío importante: no es lo mismo hablar cinco minutos en continuado que hacerlo media hora seguida”, dice. “Por suerte, en la Argentina tenemos un Servicio Meteorológico Nacional de excelencia, pese a lo que a veces mucha gente piensa porque no se hace realidad un pronóstico emitido. A esa gente le digo que la meteorología no es una ciencia exacta sino que es predictiva, y que realiza sus pronósticos a través de fenómenos sumamente complejos y cambiantes”, señala.

Al consultarle si la sobreexposición de pronosticadores en los medios puede atentar contra la misma ciencia, ya que expone a cada instante y a la evaluación fáctica sus pronósticos, la meteoróloga asiente, pero va más allá. “Todos los pronosticadores de TV son muy buenos meteorólogos. El problema no es la abundancia de la información climatológica sino la manera en que se la difunde. Yo soy muy prudente a la hora de dar algún tipo de alerta. Creo que el desafío de los meteorólogos es no ponerle sentido dramático a la información que brindamos. Hay que dar información corta y clara. ¿Cuántos alertas por caída de granizo se dan por año y cuántos efectivamente se producen? Por eso creo que, más allá del simpático acento, yo creo haberme mantenido tanto tiempo por el profesionalismo y la responsabilidad con la que hago mi trabajo. Difundir el pronóstico es mucho más que leer el informe del Servicio Meteorológico Nacional: es aplicarle sentido común a la ciencia meteorológica”, concluye.