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Sábado, 19 de octubre de 2013

TEATRO › MARCIN LIBER HABLA DE III FURIE, QUE PUEDE VERSE EN LA SALA CASACUBERTA

Mitos oficiales del heroísmo nacional

La pieza que presenta el director polaco es obra de las dramaturgas Malgorzata Sikorska-Miszczuk, Magda Fertacz y Sylwia Chutnik y busca hablar del rol de la mujer polaca en la historia, tanto en el pasado como en el presente.

 Por Cecilia Hopkins

“Hay que olvidar que hay que olvidar.” Según el director polaco Marcin Liber, ésa es una frase clave de la obra III Furie, escrita por las dramaturgas Malgorzata Sikorska-Miszczuk, Magda Fertacz y Sylwia Chutnik, que podrá verse hoy a las 21 y mañana a las 15 en la Sala Casacuberta del San Martín (Corrientes 1530), en el marco del FIBA. Estrenada en 2011, la obra del Modjeska Theatre busca hablar del rol de la mujer polaca en la historia, tanto en el pasado como en el presente. Y con relación a la historia misma, la obra intenta revisar los mitos oficiales sobre el heroísmo nacional, temas que han sido idealizados en unas expresiones culturales que aún hoy resultan intocables. Es que en un país como Polonia, privado de su existencia como Estado por haber sido dividido entre Rusia, Prusia y Austria, sus habitantes buscaron conservar su identidad refugiándose en la religión y en la cultura. Así, el arte en general tuvo la misión de cultivar la memoria y mantener la identidad nacional. A modo de ejemplo están las Polonesas de Chopin, la literatura dramática de Julius Slovacki y la pintura simbolista de Jacek Malczewski. Cada uno desde el campo artístico de su dominio, estos y otros artistas fueron creando un canon de símbolos polacos a los que todavía se vuelve, aunque en el caso de Liber y su obra, con el objeto de desmitificarlo. Claro que ésta no es una actitud inédita en el teatro de ese país, dado que en su momento también se plantearon los mismos objetivos Jerzy Grotowski y Tadeusz Kantor.

Adelanta el director que en escena aparecen referencias visuales a una obra pictórica emblemática del siglo XIX. Se trata de “Melancolía”, óleo pintado en 1894 por el nombrado Malczewski, el cual es considerado el manifiesto de la escuela simbolista polaca. De alto contenido patriótico, el cuadro presenta la turbulenta imagen de un grupo de hombres que fueron significativos en las luchas por la libertad de Polonia, entre otros soldados del ejército de Napoleón, insurgentes populares, representantes del clero y artistas. “Allí la mujer está ausente –explica el director–, y por eso nosotros nos preguntamos qué fue de las mujeres de todos esos héroes, por qué no están allí presentes, por qué se considera que fueron los hombres los hacedores de la historia.”

–El teatro polaco se ha referido constantemente a las consecuencias de la guerra y a la pérdida del territorio nacional. ¿Cómo habla su teatro de estos temas?

–Las autoras y yo mismo integramos la tercera generación después de la guerra y queremos hablar de la historia de Polonia de otra forma. Estamos cansados de seguir con el mito del martirologio polaco, de una historia que sólo guarda la memoria de los grandes hechos heroicos y oculta muchas historias silenciadas.

–¿Qué historias cuenta III Furie?

–La obra está dividida en dos partes y cada una tiene su protagonista. La obra se refiere a la madre polaca, a su forma de heroísmo particular. Y con la obra quisimos darles voz a las mujeres omitidas en la historia de nuestro país. Fue importante estrenarla un 8 de marzo, Día de la Mujer.

–Una de las madres da a luz a una criatura con discapacidad mental y sin miembros. ¿Se trata de un símbolo?

–Ese hijo es la metáfora de la culpa que siente su madre que, a la vez, arrastra las culpas de su propia madre y de su abuela. Quisiéramos que aquí los espectadores reconocieran en ellas a sus propias madres.

–¿Hay forma de ver

la obra por fuera de la historia polaca?

–Sí, aunque hay citas a música, chistes o películas nuestras, lo que cuenta la obra puede ser vista desde una óptica universal, porque creemos que todas las sociedades, de una u otra forma, vivieron situaciones parecidas.

–¿El catolicismo está presente en el montaje?

–No se puede hablar de la historia polaca sin hacer mención al catolicismo, porque está metido en toda nuestra cultura. Podríamos decir que lo absorbemos desde la cuna, queramos o no, estemos de acuerdo o no. La Iglesia está presente en los hechos importantes de la vida de todos los polacos.

–¿Tiene una mirada crítica?

–Creo que el papel del artista es mirar la realidad con ojos críticos. Y, sobre el tema del catolicismo en especial, reflexionar sobre esta fe que mueve masas. También para darse cuenta de que no todo es negativo: la Iglesia tuvo a Jerzy Popieluszko, un sacerdote beatificado recientemente, que luchó en contra de las imposiciones del viejo régimen y fue un símbolo de libertad. Y se lo menciona en la obra.

–¿Hay violencia en III Furie?

–Aunque toda la obra va a favor de la paz, creemos que no hay historia sin violencia. Aquí está puesta en lo que se dice. Y en la energía de la música en vivo de Semantik Punk.

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“Con la obra quisimos darles voz a las mujeres omitidas en la historia de nuestro país”, asegura Marcin Liber.
 
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