TEATRO › HOY SERA LA TERCERA EDICION DE PRIMERAS DAMAS DEL MUSICAL
El evento organizado por Ricky Pashkus y Pablo Gorlero reúne –por una noche y en el Gran Rex– a las más importantes representantes del teatro musical de la Argentina para interpretar las grandes canciones de uno de los géneros más emblemáticos de la historia.
› Por Paula Sabatés
Hace tres años, Ricky Pashkus y Pablo Gorlero planeaban un sueño. Inspirados en un evento similar que se realiza en Estados Unidos, imaginaron una única noche en la que las más importantes representantes del teatro musical de la Argentina se reunieran en un megaconcierto para interpretar las grandes canciones de los musicales más emblemáticos de la historia. Así nació Primeras damas del musical, que tuvo su edición inicial el 15 de diciembre de 2011 y una segunda y convocante entrega el año pasado. Esta noche se realizará la tercera, a las 21, en el teatro Gran Rex (Corrientes 857), con la participación de 17 actrices y cantantes de distintas edades, trayectorias y experiencias. Según explica la dupla creativa, también responsable de los Premios Hugo, el objetivo del evento es honrar al musical, celebrar su crecimiento y homenajear a las protagonistas. Conducida por Laura Oliva y Luciano Cáceres, esta edición presentará como novedad la incorporación de Alberto Favero, Gerardo Gardelín y Angel Mahler como directores musicales invitados, que acompañarán en este rol a Gaby Goldman, quien ejerce ese cargo desde los comienzos.
Las primeras damas de este año serán Ana Acosta, Julia Calvo, Natalia Cociuffo, Laura Conforte, Laura Esquivel, Karina K, Melania Lenoir, Claribel Medina, las hermanas Florencia y Marisol Otero, Natalie Pérez, Luna Pérez Lening, Alejandra Perlusky, Laura Silva, Deborah Turza, María Concepción Cesar (que será homenajeada por la trayectoria) y Elena Roger, recientemente confirmada, que celebrará los diez años del musical Mina... che cosa sei. Cada una cantará una canción diferente –para preservar la sorpresa, los organizadores no quisieron revelar cuáles serán, aunque adelantaron que habrá temas de Rent, Evita, Chicago y de algunos musicales argentinos como Cuando callan los patos, entre otros– y luego se reunirán en dúos, tríos o cuartetos para interpretar otras. Todas las canciones serán en castellano y las intérpretes estarán acompañadas por el Coro de la Comedia Musical Argentina, a cargo de Santiago Otero Ramos. La puesta en escena será de Ana Sans y las coreografías de Alejandro Ibarra.
“Es un proyecto que tiene que ver más con un posicionamiento conceptual, ideológico y energético que con uno económico. Aún no da ganancias y muy probablemente nunca las dé, pero genera satisfacciones de otro tipo”, asegura Pashkus, que lo define como “un proyecto de inserción que abre puertas y sobre todo da mucha alegría y felicidad”. Para el coreógrafo, director y pedagogo, que además es uno de los máximos exponentes del género a nivel nacional, lo fundamental es dar visibilidad a las actrices, que gozan de más o menos reconocimiento según el caso, y también intentar renovar (y ampliar) el público del teatro musical argentino. Para Gorlero, que es crítico, investigador (ver recuadro), periodista y editor en la sección Espectáculos de La Nación, Primeras damas del musical es también reflejo y expresión del crecimiento de la disciplina, que luego de un período de recesión que atravesó desde los años ’60 logró repuntar y consolidarse cada vez más dentro de las artes escénicas. La convocatoria del evento es tal que para mayo planean la primera edición masculina, que se llamará Señores y señores y será también en el teatro de la calle Corrientes.
¿Actrices que cantan o cantantes que actúan?
Primeras damas del musical tiene el formato de concierto pero, además de cantantes, sus participantes son todas actrices (muchas también bailarinas). ¿Qué lugar tiene la interpretación en este evento en donde lo central pareciera ser la voz? Las mujeres consultadas por Página/12 tienen respuestas distintas para esta pregunta. Para Melania Lenoir (31), que este año se lució en Forever Young, “todas las canciones de comedia musical cuentan una historia, de manera que si la intérprete empieza y termina igual la canción, hay algo que no está pasando”. Para ella, es imposible separar a la actriz de la cantante y asegura que la actuación está puesta al servicio de la canción: “Los temas movidos tienen una puesta enorme y las baladas conllevan una interpretación de texto que es tremenda”, ejemplifica la actriz, que también participó en las ediciones anteriores del show.
Florencia Otero (24), quien también es una primera dama desde el comienzo y este año protagonizó la versión teatral de Tango feroz, coincide en que ser actriz le agrega un plus al rol de cantante, pero deja en claro que ante todo se trata de concierto: “Si bien está presente, la interpretación no le puede ganar al show. Si me toca una canción de Los miserables, no voy a terminar llorando ni voy a hacer toda la puesta de la obra, primero porque estamos vestidas de gala y luego porque lo central es la canción”. Coincide con ella Ana Acosta (50), que tiene en su haber diez espectáculos musicales y actualmente actúa en El conventillo de la Paloma, una producción del Teatro Nacional Cervantes. La actriz apunta una diferencia que considera fundamental y que es que, al contrario de lo que sucede en una obra donde el actor está amparado detrás de un personaje que luego canta, en este espectáculo “lo primero que aparece es la persona y no el personaje”. “Si bien tengo mucha experiencia, esta particularidad hace que esto sea un desafío para mí”, cuenta.
El lugar de la mujer
Primeras... invita, desde su solo nombre, a preguntarse por el rol que ocupan la mujer y lo femenino dentro del teatro musical. Laura Esquivel (19), que este año participó del ciclo televisivo Tu cara me suena y fue la joven Merlina de Los locos Addams de la calle Corrientes (papel que le valió el Premio Hugo a la revelación), asegura que “a la mujer se la mima y valora mucho”. Para ella, Primeras... refleja muchas caras de la mujer. “Algunas vamos a cantar canciones románticas, otras, música de la mujer invencible, y otro grupo, canciones de cambio”, dice, dando cuenta de la diversidad de posturas femeninas que propone el festival.
En general, tanto organizadores como actrices coinciden en que la mujer tiene un lugar más importante arriba del escenario pero está más desplazada debajo de él: es decir, en la mayoría de los musicales, los papeles más fuertes están escritos para mujeres, pero, por lo menos en la Argentina, la mayoría de creadores –directores, coreógrafos, compositores– son hombres. Para corroborarlo, basta con revisar los principales exponentes del género, tales como Pepe Cibrián Campoy, Pashkus, Manuel González Gil y actualmente Lautaro Metral, Nicolás Pérez Costa y Diego Coran Oria, entre otros. “Tenemos un potencial muy fuerte arriba del escenario, pero aún nos falta llegar a ocupar algunos roles”, asume Acosta, aunque cuenta que estudia la carrera de dirección en el IUNA porque una de sus asignaturas pendientes es escribir y dirigir un musical.
Pashkus y Gorlero tienen la misma visión, si bien este último se preocupa por destacar a Valeria Ambrosio (dirigirá el esperado musical Las aventuras de Priscilla, reina del desierto, protagonizada por Cibrián) y Betty Gambartes, que hizo lo propio con Manzi, la vida en orsai, como dos fuertes exponentes (mujeres) del género a nivel nacional. “Cuando el miedo a la globalización nos paralizó a todos, fueron más hombres que mujeres los que decidieron enfrentarlo. Pero aquellas que lo hicieron fueron mucho más lejos que ellos y lograron una excelencia insuperable”, asegura Pashkus.
Logros y desafíos
“Estoy harto de que se diga que en la Argentina no hay tradición del teatro musical, porque la hay y es una muy fuerte”, dice a este diario Gorlero, que hace unos meses publicó una investigación titulada Historia del teatro musical en Buenos Aires (ver aparte). “Hay muchos tangos y canciones que forman parte del cancionero popular que en su momento fueron parte de obras teatrales. En los años ’60, con la llegada de los grandes formatos de Broadway, la producción nacional se empezó a aplacar un poco, pero luego revivió con la impronta de Pepe Cibrián, Manuel González Gil y otros tantos creadores. Se crearon escuelas de teatro musical, más tarde se estrenó Drácula, que marcó un hito, y desde entonces el género está en constante crecimiento”, asegura el investigador.
Así también lo viven las primeras damas: “Se están yendo varios prejuicios y fantasmas, mucha gente está descubriendo al musical. Algunos piensan que hoy en día se le dice ‘teatro musical’ porque hay una nueva concepción de la dramaturgia, a la que se toma con más profundidad. La realidad es que ya Stanislavski hablaba de la música en el teatro”, cuenta Otero, que ve con gran optimismo los movimientos autogestivos de los jóvenes creadores y celebra “la pasión por hacer”. Por su parte, Lenoir opina que el musical “está mutando hacia otro lugar”. “Antes era más pomposo, pero, como todo teatro, se va adaptando al trasfondo histórico que le compete, y por eso los musicales actuales están llenos de contenido.” Para la actriz, es fundamental que hoy haya más series y programas de televisión que incluyan canto y baile, fenómeno que, considera, ayuda a acercar el género al gran público. Aunque Esquivel mantiene la diferencia: “El ambiente del teatro musical es más respetuoso con los tiempos del trabajo y le da a uno la posibilidad de hacer las cosas con más tranquilidad que la televisión cantada y bailada”.
Por último, si bien coincide con que el género crece y crece, Pashkus también tiene ciertos reparos. “Hay dos aspectos que aún no llegaron a un punto tan elevado como el que tienen otros países. Uno es la dramaturgia, porque todavía nos cuesta contar historias nuestras, y sobre todo decidir cuáles son nuestras y cuáles no, y por otro lado está el tema de la producción, de todo lo que tenga que ver con poner plata. No tenemos las consolas adecuadas, faltan equipos técnicos. Si te fijás bien, los espectáculos que más triunfan son los que tienen menos producción porque rinden más”, sentencia.
De cualquier modo, todos reconocen la importancia del esfuerzo, propia de una ciudad que no tiene una industria como la de Broadway. “Cada vez somos más los luchadores del teatro musical. La gente se prepara desde los seis años para hacerlo y todos entendemos que no hay un piso ni un techo. Por suerte hoy somos muchos más en el mundo del musical y eso incluye al público. Si la disciplina no hubiera crecido, hoy no estaríamos haciendo un Gran Rex”, concluye Acosta, que define a Primeras damas del musical como la “verdadera fiesta del género”.
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