Sábado, 12 de abril de 2014 | Hoy
TEATRO › FERNANDO RUBIO EN EL ENCUENTRO FEDERAL DE LA PALABRA
El director y dramaturgo presentará en Tecnópolis los espectáculos Todo lo que está a mi lado y Sueña que duerme en el fondo del mar. Allí ratifica sus búsquedas: la explotación de la cercanía entre actor y espectador y la reflexión sobre las posibilidades de la palabra.
Por María Daniela Yaccar
Para ver la nueva obra de Fernando Rubio hay que quitarse los zapatos y recostarse en una cama con una actriz que susurrará, al oído de quien se preste a la experiencia, un texto, durante quince minutos. El director y dramaturgo, amante de los postulados de Guy Debord y de Gilles Deleuze, y discípulo de Norman Briski y Eduardo Pavlovsky, continúa con la búsqueda que lo conmueve desde siempre: generar acontecimientos en lugar de obras, explotar la cercanía entre actor y espectador y explorar las posibilidades de la palabra. Para esto último, el ámbito donde estrenará Todo lo que está a mi lado es ideal: Tecnópolis, en el marco del Encuentro Federal de la Palabra. Rubio mostrará, también en el predio de Villa Martelli, Sueña que duerme en el fondo del mar, otra obra nueva.
Todo lo que está a mi lado y Sueña que duerme en el fondo del mar se presentarán con curaduría de Mauricio Kartun, quien está a la cabeza del área de teatro del Encuentro Federal de la Palabra, junto a Jorge Dubatti. “Es un honor participar de este evento”, dice Rubio, en diálogo con Página/12. “Mis obras le dan mucha entidad a la palabra, también al silencio y a la no espectacularidad. Construimos un espacio en el que lo que es para pocos irradia algo mucho más múltiple que aquello que se pretende mayoritario a nivel cuantitativo, en términos de cantidad de espectadores”, dice. Sueña... fue creada especialmente para Tecnópolis, a pedido de Kartun. Mientras que la otra obra sucede en varias camas, Sueña... ocurre en bancos de plaza que hay en un sector del predio.
Casi todas las obras de Rubio tienen un mecanismo de relojería. Todo lo que está a mi lado es así: hay siete camas de dos plazas con sábanas blancas, una actriz recostada en cada una de ellas, siete espectadores empiezan a jugar el juego del teatro con ellas, se acuestan, escuchan un monólogo y, después, a los quince minutos, llegan otros que se acuestan al lado de las actrices, y así hasta que la ¿función? culmina. Es la primera vez que Todo lo que está a mi lado se presenta en Buenos Aires, pero ya pasó por otros países. Se hizo en Chile (en la playa), Cuba, España, Uruguay y Holanda (con camas flotantes sobre un lago), y viajará a Estados Unidos y Grecia. Rubio no traslada consigo elencos, sino que trabaja con actrices y actores de cada país al que lleva sus producciones. Esto le sirve para investigar qué sucede con cada idioma.
Lleva muchos años inventando dentro de la misma concepción del teatro y, aunque ya ha hecho obras que se dirigían no a multitudes sentadas, sino a un espectador solo, Rubio asegura: “Esta es una de mis mayores investigaciones”. “Mi primera obra invitaba al público a cabinas y era para un espectador por vez. Pero, en ese caso, el procedimiento era diferente. Las cabinas eran un espacio más neutro. La cama tiene historicidad. Es un lugar donde la gente nace, coge, padece enfermedades, muere, descansa, piensa y no puede dormir... Trabajo mucho con las sospechas de la historia del espectador. Su relación con la cama resignifica el sentido de la obra. Cada espectador es un espacio de investigación”, subraya el creador.
“La obra se va modificando en cada ciudad y lugar. Mi investigación incluye intervenir espacios de la naturaleza, el centro de las ciudades o lugares como Tecnópolis. Busqué profundizar mi trabajo en relación con la intimidad, el cuerpo del espectador, la cercanía, la contemplación, el sentido que cobra la cama llevada a una situación extraordinaria”, desliza. Las actrices son María Abadi, Andrea Nussembaum, Marta Lubos, Lucrecia Oviedo, Lourdes Pingeon, Natalia Salmoral y Julieta Vallina.
En cambio, en Sueña que duerme en el fondo del mar el elenco está íntegramente compuesto por hombres: Julián Calviño, Pablo Dacal (el músico), Jorge Prado, Agustín Rittano, Alberto Suárez, Gustavo Suárez y Martín Urruty. Las mujeres estarán en camas en la Plaza de las Banderas, y los hombres en bancos de plaza. El procedimiento es similar: de a uno, los espectadores se van sentando al lado de los actores. Esta obra funcionará como “un espejo” en relación con la otra. Se desarrollará en la Plaza de la Ciencia, un lugar “lleno de árboles, de álamos chiquitos; un espacio muy lindo”, dice Rubio.
“Sueña... reflexiona sobre la transmisión de las historias en el tiempo, sobre el teatro y la construcción de los personajes, la entidad que los personajes tienen cuando hay otro que escucha, mira o lee. Las historias necesitan sí o sí a otro”, explica. Al dramaturgo le interesa “construir algo en la afectividad de las personas”. “Me han escrito cosas interesantes sobre Todo lo que está a mi lado. Me dijeron el elogio más lindo de mi vida. En Uruguay, cuando terminó el espectáculo, una chica me dio un abrazo y me dijo que la obra era como una canción de Los Beatles. ¡Me mató!”, cuenta Rubio. Siempre está atento a lo que los espectadores le comentan sobre su trabajo, porque eso también forma parte de su investigación. “El contacto con ellos es hermoso y especial”, sostiene.
* Todo lo que está a mi lado y Sueña que duerme en el fondo del mar se presentarán siempre de 16.30 a 18.30, los siguientes días: hoy, jueves 17, viernes 18, sábado 19. Mañana se verá solamente Todo lo que está a mi lado, y el domingo 20, Sueña....
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