Viernes, 2 de mayo de 2014 | Hoy
TEATRO › LA OMISION DE LA FAMILIA COLEMAN CELEBRA, ESTRENA Y SE DESPIDE EN EL PASEO LA PLAZA
La obra creada por Claudio Tolcachir se estrenó hace diez años y en ese lapso recorrió 22 países, más de 50 festivales internacionales y fue publicada en ocho idiomas. Ahora pasa a la calle Corrientes, con un plan inicial de dos meses de funciones, y encara la despedida.
Por Paula Sabatés
Tamara Kiper, Miriam Odorico, Gonzalo Ruiz y Diego Faturos aseguran que La omisión de la familia Coleman, obra de la que forman parte, es más de lo que imaginaron. Cómo no serlo: contra un plan inicial de dos meses de funciones, a diez años de su estreno en Timbre 4, en el barrio de Boedo, la obra escrita y dirigida por Claudio Tolcachir recorrió 22 países, más de 50 festivales internacionales y fue publicada en ocho idiomas. Con más de mil quinientas funciones en su haber, la pieza encara ahora un nuevo desafío: una temporada en el Paseo La Plaza, el principal centro teatral de Buenos Aires, lo que supone además su debut en el circuito comercial y en la calle Corrientes. Pese a la respuesta del público, ésta será la despedida definitiva de la exitosa obra, aunque “siempre queda abierta la puerta para volver a hacerla”, cuentan a Página/12 los actores del elenco que completan Jorge Castaño, Araceli Dvoskin, Inda Lavalle y Fernando Sala.
Como su nombre lo indica, La omisión... muestra a una familia que calla. Miedos, angustias, verdades. Con realidades irreconciliables, cada uno de los miembros se aferra y protege a su manera esa convivencia lastimosa que nadie quiere asumir, hasta que un hecho los obliga a enfrentarse unos con otros. Cruda y muy realista, la obra muestra cómo lo absurdo, lo violento y lo patético pueden convivir en la cotidianidad de los sujetos por años, sin que nadie se atreva a alterar esa realidad. También habla de los vínculos, de lo destructivos o fundamentales que pueden ser cuando ya se ha perdido hasta el amor por uno mismo. “Es una obra de mucha humanidad en el sentido más profundo, sencillo y puro”, opina Kiper, que representa a una de las hijas de la familia Coleman.
“La obra tiene muchas lecturas y eso hace que nunca nos aburriéramos de hacerla”, dice Faturos, en la obra otro de los hermanos. “Todos los años nos preguntamos qué vamos a hacer, si seguir o no. Hasta ahora, siempre seguimos, primero porque nos da de comer, que no es menor, pero fundamentalmente porque nos divertimos haciéndola, porque es algo que amamos”, asegura Odorico, que encarna a la recordada Memé.
–Por el circuito en el que trabajan, están acostumbrados a hacer temporadas cortas, con no más de un reestreno por obra. ¿Cómo es esta experiencia de hacer diez años el mismo personaje?
Tamara Kiper: –Tenemos la obra tan hecha que hay cosas que ni hay que pensar. De todos modos, si bien la puesta sigue siendo exacta y a la obra no le cambiamos una coma desde su estreno porque es perfecta, tenemos mucha libertad para ir resolviendo cualquier cosa nueva que pueda surgir. Al comienzo, por ejemplo, marcamos ciertas miradas entre los personajes. Pero con el tiempo nos fue surgiendo la necesidad de hacer otras y encontramos nuevas miradas. En estos diez años nos pasó la vida. Tuvimos nacimientos, muertes, casamientos, separaciones y todo eso nos cambió la mirada sobre lo que es vivir.
Diego Faturos: –Creo que esa libertad que dice Tamara tiene que ver con que al principio improvisamos mucho a partir de los vínculos. La propuesta de Claudio fue que buscáramos el estar de los personajes, su manera de relacionarse entre sí. Y como yo no me relaciono igual con cada actor y cada personaje, eso deja un canal abierto de mucha libertad que para el actor es impresionante.
–Se habló mucho de que La omisión... inauguró una oleada de obras sobre “la familia disfuncional”. ¿Coinciden con esa lectura?
Miriam Odorico: –No. Primero, porque siempre hay oleadas de cosas de las que se habla, porque no son tantísimos los temas que hay para tocar. Están el amor, la muerte, la familia. Sí, hay muchísimas maneras de tocarlos, pero no infinidad de temas. Después, la obra no habla sólo de una familia, eso es una excusa. Habla de mucho más que eso.
T. K.: –Además, la familia es de por sí disfuncional. Todos tenemos algo que no funciona y el que lo niega miente. Ponerle disfuncional a los Coleman es poner una distancia, hablar de un ellos y un nosotros. Y no es así, todos tenemos nuestras cosas raras.
–¿Por qué creen que la obra tuvo tanta aceptación con públicos de países tan distintos a la Argentina?
D. F.: –Porque tiene algo de mucha verdad, algo que la hace parecer cine. No se ve el artificio, no hay música ni grandes vestuarios ni parafernalia agregada. Somos cuerpos a los que les pasan cosas y eso lo puede percibir y disfrutar cualquiera.
Gonzalo Ruiz: –También porque la familia como estructura, como tejido social, es algo universal. En Dublín nos preguntaron si Claudio se había basado en una familia irlandesa para escribir la obra, por ejemplo. Por otro lado, la obra desde el título habla de una omisión, y en cualquier sociedad se omiten cosas que no están funcionando bien para seguir adelante. También tiene humor, y eso ayuda.
–En muchos ámbitos, sobre todo académicos, se cataloga a La omisión... como una obra de culto. ¿Cómo se llevan con ese rótulo?
T. K.: –Como no lo ponemos nosotros, tampoco nos hacemos cargo de él. Se dijeron muchas cosas de la obra, se escribieron libros, se enseña en la facultad. Nosotros la hacemos. Nuestro trabajo no es intelectual, es de acción.
G. R.: –Si estamos en el lugar que estamos, es porque nunca nos pusimos a pensar si la obra era un éxito o no. Nosotros la pasamos bien y nos preocupamos por cuidar nuestro trabajo. El resto lo dirán los otros.
* La omisión de la familia Coleman se verá los viernes a las 22, los sábados a las 20 y los domingos a las 19 en la sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza, Corrientes 1660.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.