El grotesco estremece, porque –se dice– pone a prueba la propia seguridad y expresa la angustia ante la vida. El dramaturgo Armando Discépolo, creador del grotesco criollo, lo resumió en una frase: “Grotesco es el arte de llegar a lo cómico a través de lo dramático”. De este autor –que nació en Buenos Aires el 18 de agosto de 1887 y murió el 8 de enero de 1971– se verán a partir de hoy varias de sus obras más representativas en un ciclo de teatro semimontado que, con entrada gratuita, se ofrecerá en dos salas. La muestra, organizada por Argentores, se inaugura hoy en el Auditorio Gregorio de Laferrère (Pacheco de Melo 1820) con un acto a cargo de Beatriz Mosquera, Roberto “Tito” Cossa y Luis Cano. Tras el inicio (a las 20), se escenificará Babilonia, dirigida por Eduardo Calvo. Mañana –siempre en ese horario y espacio– se ofrecerán Relojero, con Francisco Coccuza y puesta de Fernando Medina, y Stéfano, dirigida por Román Caracciolo, con actuaciones de José María López, Elena Petraglia y otros. El miércoles 16 es el turno de El organito, un montaje de Andrés Binetti y Paula López; y Mateo, según puesta de Sol Levinton. En el Teatro del Pueblo (Diagonal Norte 943) se verán Babilonia y Armando lo Discépolo (las dos el lunes 21, a partir de las 20). Armando..., dirigida por Pompeyo Audivert, lleva música de Tomás Lebrero (bandoneón), Janet Bar (violín) y Juan Comotti (bandoneón). Relojero y Stéfano irán el martes 22; y El organito y Mateo, el miércoles 23. Las funciones se repiten en ese orden el lunes 28, martes 29 y miércoles 30, en igual horario y con entrada gratuita. Se trata de obras que describen con punzante humor situaciones relacionadas con el fenómeno inmigratorio, y desde la mirada de los antihéroes: Daniel y Bautista (Relojero) Don Miguel (Mateo) o Felipe y Saverio de El organito, obra que Armando escribió en colaboración con su hermano Enrique Santos, poeta del tango.